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La Fundación Tàpies presenta la primera monografía sobre Isidoro Valcárcel Medina

El artista reniega de las retrospectivas y exhibe una obra nueva en forma de ficheros

'Se trata de fastidiar al espectador y obligarle a que se convierta un poco en creador. No son inconvenientes malintencionados, sino provocadores; si quiere jugar, que juegue, pero en serio'. Isidoro Valcárcel Medina (Murcia, 1937) explica así la instalación integrada por tres grandes ficheros que presenta hasta el 8 de diciembre en la Fundación Tàpies de Barcelona. Una exposición que ha sido la excusa para publicar una primera monografía sobre una trayectoria de más de 40 años en la que este artista ha demostrado una coherencia impecable.

El comisario de la exposición, José Díaz Cuyás, quería hacer una retrospectiva. Isidoro Valcárcel Medina se negó. 'No paso por aquí. Elegí un papel creativo porque me compensaba a nivel vital y ahora no me voy a poner a hacer algo de repertorio', explica. Al final, parece ser que llegaron a un acuerdo. La exposición es una pieza nueva, pero va acompañada de una monografía, la primera que se edita sobre su obra, que recoge toda su trayectoria y, comenta Díaz Cuyás, 'al fin le hace justicia'. Ir y venir de Valcárcel Medina es una coproducción de la Fundación Tápies de Barcelona, la Comunidad Autonóma de Murcia, en donde se presentará entre enero y febrero de 2003, y el Centro José Guerrero de Granada, que la acogerá entre abril y junio.

La pieza consta de cinco grandes ficheros de 5,5 metros que contienen cada uno entre 16.000 y 18.000 fichas. En cada centro expositivo se presentan tres de estos ficheros, por lo que para ver la obra completa se tendrán que visitar las tres ciudades. En Barcelona, los tres ficheros están colgados del techo y ocupan las salas de la planta sótano de la fundación. Ellos solos entre un gran espacio vacío. En uno hay fichas en blanco plastificadas. En el otro extremo, todas las fichas son negras. En el del centro, las fichas tienen entradas mecanografiadas que se relacionan entre sí. Es decir, las fichas están organizadas alfabéticamente, pero una misma palabra puede tener varias fichas en función de su relación con otras. El mecanismo es más sencillo de utilizar que de explicar y permite un viaje por el pensamiento -entre la poesía y la ironía- de este creador.

Valcárcel Medina, del que también se publica el libro Rendición de la hora, que al igual que la monografía se presenta mañana en la fundación (18.30 horas), comenzó su andadura a finales de los años cincuenta. Tras un breve periodo informalista, del que no queda rastro, realizó una pintura geométrica enmarcada en lo que se denominó arte constructivo. Hacia finales de los sesenta comienza a realizar obras de carácter espacial y también incorpora otras técnicas, como la poesía experimental, la música, la instalación, el cine, el mail art, la performance y la grabación magnetofónica. Es una obra amplia en la que hay desde la grabación del motor de un coche en el trayecto entre Madrid y El Escorial al plano de un edificio especialmente diseñado para suicidas. Humor, crítica, poesía, juegos de lenguaje, reflexiones sobre el tiempo o la memoria, todo cabe en la obra de Valcárcel Medina. 'No hago cosas que no me diviertan, es absurdo si te has buscado una profesión en la que haces lo que quieres', afirma este artista, que considera que 'la única misión de una obra de arte es ser inspiradora de otra obra de arte'.

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