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MÚSICA

Los Chieftains se calan el sombrero

Casi nadie se refiere ya en Irlanda a los Chieftains como un simple grupo. El término más ajustado a su idiosincrasia es el de institución. 'Ellos han hecho más en la mejora del turismo irlandés que cualquier agencia gubernamental', resumía el folclorista John Falstaff. Y el propio Paddy Moloney (Dublín, 1938), gaitero, flautista y piedra angular en el ahora quinteto, lo corrobora: 'El Gobierno de la República nos ha regalado maletines con la inscripción 'Embajadores de Irlanda'. Eso sí, todavía seguimos pagando nuestros impuestos...'.

En estas circunstancias, cualquier novedad en torno a The Chieftains (Los Jefes) alcanza el rango de acontecimiento. Y más si se produce en la presente temporada, cuando Moloney y los suyos celebran sus cuatro primeras décadas de actividad; igual, por cierto, que sus buenos amigos Jagger y Richards. La primavera pasada, la formación celta más famosa del universo entregó una poderosa antología, The wide world over, sobre sus andanzas durante los años noventa. Y ahora, para rematar las celebraciones de este cuadragésimo aniversario, la banda sorprende con Down the old plank road, un trabajo exultante urdido en Nashville junto a la plana mayor del country y el bluegrass. John Hiatt, Patty Griffin, Martina McBride, Gillian Welch, Vince Gill, Alison Krauss, Earl Scruggs, Tim O'Brien o Béla Fleck, entre otros, refulgen en los deslumbrantes créditos del álbum.

El germen de Down the old plank road se remonta a 1992, cuando los Chieftains ya ensayaron una primera aproximación a los sonidos campestres de Norteamérica con el disco Another country, registrado en compañía de Chet Atkins, Emmylou Harris o la Nitty Gritty Dirt Band. 'Aquél fue un buen trabajo', rememora Moloney, 'pero me quedé con la sensación de que faltaba mucho por investigar en las conexiones entre Irlanda y América'. Y prosigue: 'La hambruna del siglo XIX obligó a miles de nuestros antepasados a cruzar el Atlántico, y ese encuentro propició un repertorio asombroso. He descubierto, por ejemplo, que Don't let your deal go down, el tema que canta Lyle Lovett en el disco, proviene de una marcha irlandesa del siglo XVI, The battle of monsters'.

En ocasiones se les ha criticado a los Chieftains que congreguen a docenas de colaboradores para cada nuevo álbum, como si ya no estuvieran seguros de sus propias posibilidades. En The long black veil (1995), su mayor éxito comercial, se rodearon de Van Morrison, Sting, Tom Jones, Mark Knopfler, Ry Cooder, Marianne Faithfull, Sinéad O'Connor o los mismísimos Rolling Stones, y otro tanto sucedió en entregas como Santiago (1996) o Tears of stone (1999). Paddy Moloney ofrece explicaciones sin perder su eterna media sonrisa. 'Amigo, llevamos 40 años en la carretera y 41 discos grabados. De ellos, no menos de 25 diseccionan la música irlandesa desde la perspectiva más tradicional. Parece lógico que nos atraiga el reto de encontrar territorios comunes entre Irlanda y otros lugares del planeta'.

La capacidad de convoca-

toria de los Chieftains parece, en efecto, ilimitada. Las espectaculares sesiones de Nashville se redondearán la próxima primavera con una segunda parte de Down the old plank road, por la que desfilan Emmylou Harris, Patty Loveless, Alison Moorer o Jerry Douglas. Se incluye también un homenaje póstumo al maestro Chet Atkins, fallecido en 2001. 'He recuperado unas palabras suyas en el estudio, diciendo, muy presumido, que se tiene que engominar el pelo', adelanta Moloney. Y admite, sincero: 'Le echamos de menos'.

Vivaracho, locuaz, hiperactivo, el menudo cuerpo de Paddy Moloney encierra a un hombre de negocios avispado, conocedor de los resortes de la mercadotecnia e implacable en el control de todo lo que tenga que ver con su grupo (los gallegos Milladoiro, por ejemplo, rehusaron a última hora participar en el disco Santiago 'porque Paddy no dejaba opinar a nadie'). Gracias a él, la maquinaria de Los Jefes no parece dar síntomas de agotamiento. De hecho, las dos partes de Down the old plank road, constituyen la primera entrega de un nuevo contrato con RCA Victor por cinco álbumes. El siguiente será un proyecto orquestal, para el que ya ha contactado con las Sinfónicas de Toronto y Palermo.

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