El presidente de la Generalitat reclama más restricciones para la inmigración

La inmigración es, según dijo ayer Jordi Pujol, 'el hecho más importante y problemático' de los últimos años y uno de los principales retos que Cataluña tiene planteados para el futuro. El dirigente nacionalista se quejó de que las comunidades autónomas no tienen competencias sobre los aspectos que considera fundamentales para intervenir políticamente -como el establecimiento de cupos y la adecuación de la inmigración a las necesidades del país- y pidió al Gobierno del Partido Popular (PP) que sea más restrictivo.

'Una de las cosas concretas que hay que hacer es reclamar la reducción de los flujos inmigratorios y esto comporta pedir visados a ciudadanos de más países y más actuación en los países de origen para canalizarlos mejor', afirmó Pujol, quien dijo que está negociando con el Ejecutivo de José María Aznar iniciativas en este sentido, que no detalló.

En su discurso consideró que la inmigración es un fenómeno complicado para todos los países. Pero Cataluña, a su juicio, tiene más motivos de preocupación hasta el punto de que se ha convertido en un 'problema de extrema importancia'. Ello es así, sostiene Pujol, porque puede afectar a la identidad de un pueblo que a su modo de ver se ha visto en el pasado 'brutalmente amenazado de destrucción'. 'No podemos perder de vista que tiene que haber una cultura central de referencia, que es la que a través de los siglos hemos ido elaborando'.

Opiniones 'autorizadas'

El dirigente nacionalista esgrimió opiniones 'autorizadas y nada sospechosas de tradicionalismo' que argumentan que 'si las cosas siguen el actual curso la lengua catalana no podrá resistir'. 'Yo no sería tan categórico', precisó Pujol, pero subrayó que él lleva tres años insistiendo en que éste 'es un problema de gran transcendencia también desde el punto de vista identitario'.

La preocupación por el futuro de la lengua catalana fue expresada en varios momentos del discurso, a pesar de que los índices del conocimiento del catalán nunca habían sido tan altos: lo entiende el 95% de los ciudadanos Otra cosa es su uso social, cuyo estancamiento preocupa enormemente a los nacionalistas catalanes.

Pujol culpó de esta situación al 'conjunto de los ciudadanos' por su indiferencia lingüística y dio un tirón de orejas 'especialmente y muy principalmente a los catalanohablantes'. A éstos les recriminó que en el día a día no defiendan suficientemente el uso social del catalán, a pesar de que en su opinión podrían hacerlo 'en muchísimas circunstancias en que esto no provoca tensión'.

A los castellanoparlantes también les hizo un reproche, aunque con menos vehemencia: les agradeció que siempre hayan tenido 'una actitud respetuosa y de aceptación del catalán', pero les espetó: 'Si queremos que Cataluña siga siendo el país que es, es necesario que en muchos casos en que pueden hacerlo sin renuncias faciliten el uso del catalán'.

En consecuencia, el presidente catalán mostró su intención de 'reforzar la posición del catalán' en la sociedad, aunque sin modificar la actual ley.