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EL ÚLTIMO DEBATE DEL PRESIDENTE

La oposición no da crédito a la amenaza de ruptura con el PP

Nadal: 'No puede esconder el pacto con el PP' - P Alberto Fernández: 'Cataluña no necesita más nacionalismo' - P Carod: 'Humo electoral' - P Ribó: 'El proyecto está agotado'

Enric Company

La oposición interpretó el discurso de Jordi Pujol como un intento de cohesionar a la militancia y el electorado de CiU ante las cruciales citas electorales que se avecinan y el reciente trauma provocado por la defección del que fue secretario general de Convergència Pere Esteve. Todos consideraron que Pujol había desdeñado la oportunidad de fijar objetivos para su último año como presidente y no dieron credibilidad a las críticas lanzadas contra el Gobierno del PP. La denuncia de la involución autonómica, dijo el portavoz socialista, Joaquim Nadal, 'no puede esconder el pacto con el PP que sigue consumándose aquí y allí'.

'Un discurso pensado para una CiU con problemas internos que vive el 'síndrome Esteve'

Alberto Fernández Díaz, presidente del PP, fue quien más destacó ante los periodistas, tras el discurso de Pujol, que se trataba de una intervención elaborada 'pensando en la Convergència que tiene graves problemas internos' y que vive en pleno 'síndrome Esteve'. Esto le sirvió al diputado conservador para advertir a Pujol de que 'se equivoca expresando comprensión nacionalista con el Partido Nacionalista Vasco'. Fernández Díaz acusó recibo de las imputaciones de involución lanzadas por Pujol a la política del Gobierno del PP en materia autonómica. 'Parece que quiere desmarcarse del PP', señaló, 'cuando lo que Cataluña necesita no es más nacionalismo, sino más propuestas sociales'.

Nadal señaló el 'carácter testamentario' de una parte del discurso, en el que los socialistas no vieron ninguna novedad. Y destacó que las advertencias sobre la involución autonómica emprendida por el Gobierno del PP expresan la esterilidad de las alianzas de CiU con el partido de José María Aznar desde 1996. Y muy en particular, Nadal afirmó que Pujol no había podido justificar estas alianzas con la presentación de resultados en la presente legislatura. 'El balance de 22 años no puede ocultar el fracaso de los últimos 22 meses', sentenció.

El diputado socialista rechazó la equiparación de las políticas autonómicas de los gobiernos de PP y del PSOE repetidamente formulada por Pujol en su intervención. Y negó también que haya 'un pacto tácito' entre el socialismo español y el Gobierno de Aznar frente a CiU. 'Esto es lo único que puede decir ante la evidencia diaria del pacto CiU-PP'.

Ni Josep Lluís Carod, el secretario general de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), se sintió conmovido por las palabras finales de Pujol, en las que éste repitió que su ideal de patria catalana es el mismo que el de Francesc Macià, fundador de ERC y primer presidente de la Generalitat durante la Segunda República. Al líder independentista no debió de gustarle el guiño del presidente a su partido porque luego lo calificó como 'maniobra, humo electoral'.

Carod expresó su 'profunda decepción' por la 'ausencia de horizontes' en la exposición formulada por el presidente. 'Esperábamos un legado para el futuro, capaz de ilusionar', confesó. Y en lugar de esto el discurso que escuchó le había parecido, dijo, 'como si Pujol hubiese renunciado a la Tierra Prometida y llevara 22 años dando vueltas en jeep por el Sinaí. Y encima, pagando la gasolina más cara'.

Las alusiones al año 2010 con que Pujol salpicó su discurso fueron interpretadas por Carod como algo distinto a un horizonte político a medio plazo. 'El objetivo subliminal de las citas al año 2010 es una manera de decir que CiU seguirá existiendo dentro de ocho años'. Un mensaje cuyos destinatarios son los electores que han votado ininterrumpidamente a Pujol en todas las elecciones autonómicas desde 1980 pero que ya no podrán hacerlo en las próximas, porque el fundador de CiU ha anunciado su retirada.

Como no podía ser de otra forma, Carod recriminó también a Pujol que hablara como si sus alianzas fueran distintas de las que son. 'Llevan ya siete años consecutivos durante los que el único partido con el que ustedes pactan es el PP', recordó.

Más pragmático, Rafael Ribó, diputado de Iniciativa per Catalunya Verds (ICV), dijo que ante la evidencia del 'agotamiento' del proyecto político de Pujol y de CiU, la izquierda catalana tiene ante sí el reto de presentar una alternativa al bloque de las derechas. 'Tenemos un año para recoger el guante que ha quedado sobre la mesa', dijo. Por lo que instó a los otros dos partidos, el PSC y ERC, a unir esfuerzos y no dejar escapar la ocasión que se les presentará en las elecciones autonómicas de otoño de 2003.

Ribó criticó también a Pujol por la ausencia de autocrítica en lo que, a su juicio, fue un discurso autocomplaciente. 'El presidente no ha hablado de ningún fallo del Gobierno de CiU a lo largo de estos años', señaló, 'y la única vez que ha hablado de fallo se refería al pueblo de Cataluña'. Esto llevó al diputado ecosocialista a recriminar a Pujol que 'hable de autoestima pero no de autoexigencia'.

Testamento sin despedida

Jordi Pujol dedicó los ultimos minutos de su intervención a dejar su testamento como presidente. Pero no se despidió. Ésta es la transcripción de esta parte del discurso.

'Quienes hace años, siendo jóvenes, soñamos una patria, y la soñamos sin límites y sin cortapisas, la soñamos radiante y libre y espléndida. Y justa, y espiritualmente fuerte -como la había soñado el presidente Macià-, quienes la soñamos así, hoy, hay quien dice que quizá podríamos sentirnos en parte decepcionados'.

'Como yo pertenezco a este tipo de hombre -por edad, por formación, por trayectoria personal- y como por tanto conozco personalmente los mordiscos de la insatisfacción, creo poder decir -modestamente- que podemos estar contentos de haber vivido la época que hemos vivido'.

'Porque Cataluña viene de una época bárbara. Entiendo por época bárbara o, mejor, acción bárbara, una acción que tiene voluntad de destrucción'.

'Un pueblo que se había dado como modelo el canon europeo y novecentista, un pueblo que pretendía edificar su personalidad sobre la cultura y el civismo, de repente se ve brutalmente amenazado de destrucción. Hay que decir que en aquel pueblo había algunos fallos internos. De otra forma no se entenderían algunas cosas. Con todo, era un pueblo ilusionado, creativo, emprendedor. Fue aniquilado'.

'Después, durante muchos años, aún fue sometido a otras pruebas de índole diversa. Todas muy amenazadoras'.

'Tanto, que de la misma manera que después de 1714 en Europa se habló de 'finis Cataloniae', también durante los años cuarenta, cincuenta y sesenta muchos daban a Cataluña por liquidada. No todos, pero sí muchos'.

'Y después ha pasado lo que ha pasado. Y hoy estamos aquí. No estamos donde querríamos estar. Pero estamos lejos, muy lejos, de los acantilados peligrosos por donde hubiésemos podido precipitarnos. Volvemos a estar en el camino de la reconstrucción y de la concienciación. Con todos los inconvenientes que quieran. Pero estamos ahí'.

'Y nos pueden detener. Pero nuestro impulso vital ya es más fuerte y tiene capacidad de durar. De durar más que la presión adversa'.

'Creo que podemos estar contentos de vivir la época que hemos vivido. Todos. Y saben que siempre procuro recordar que todos han hecho, mucho o poco, aportaciones, y que lógicamente todo el mundo puede, si quiere, participar de esta satisfacción colectiva. Y podemos estar también satisfechos porque no tenemos un futuro cerrado. Más bien al contrario, a pesar de resistencias, amenazas de regresión, retos difíciles y peligrosos. A pesar también de ciertas decepciones, tenemos un futuro abierto'.

'Al menos éste es mi criterio personal, y es el de CiU. Para hoy y para los años que vienen'.

'Si fuésemos capaces de dejar de lado por un momento la polémica política, y capaces también de tener una visión global del estado de Cataluña, y también capaces de situar las cosas en el tiempo histórico, y de calibrar las dificultades que hemos pasado, si fuésemos capaces de esto, creo que diríamos, sin complejos, que nuestro país de 1975 a 2002 ha dado un cambio histórico'.

'Para empezar les diré que no es que hayamos obtenido la autonomía, es que hemos salvado a Cataluña de la marginalidad, de la fragmentación, de la decadencia. Hemos hecho de Cataluña un país de progreso económico, que incesantemente gana posiciones en Europa. Hemos hecho posible la transición democrática en España, tanto como el que más. Hemos entrado en Europa, y no habríamos entrado ni nosotros ni todo el Estado sin la contribución catalana. Hemos transformado ciudades y villas, hemos organizado los que fueron llamados los mejores Juegos Olímpicos de la historia. Tenemos unas de las mejores universidades virtuales del mundo. Hemos sido y somos abanderados del movimiento regionalista europeo e impulsores de la política mediterránea española. Somos un referente para muchos países asustados por la globalización que ven en nosotros un modelo que seguir'.

'Si insisto en esto es porque, respecto a lo que de ahora en adelante hemos de hacer -más y más allá y mejor-, necesitamos autoestima e ilusión. Y en cambio se nos dice cada dos por tres que no hay base para la autoestima y la ilusión. Pero ¿por qué en un país como el nuestro, que ha hecho lo que ha hecho, ha de haber poca ilusión? Decía Cirici Pellicer, hablando de D'Ors y de Pijoan, que en Cataluña se da a menudo una actitud burlona, una risita burlona, cuando alguien, o el país, dice que quiere hacer algo importante. Como para evitar que nos entusiasmemos. ¿Es eso lo que nos pasa? ¿Quizá nosotros mismos nos echamos agua al vino? Hay gente que se dedica a esto, pero ¿por qué hemos de hacer caso?'.

'¿Por qué no ha de haber ilusión y autoestima, repito, en un país que ha ganado 16 puntos en 15 años en el ranking del PIB europeo, que tiene una de las primeras administraciones abiertas de Europa, que tendrá el primer sincrotrón de todo el sur de Europa y que está creando 12 nuevos centros de investigación de alto nivel, que ha sorprendido a los estudiosos de sociología de todo el mundo por su capacidad de integración, que es visto como un país de oportunidades para la gente que queremos ser, que ha introducido un sentido igualitario de la sociedad compatible con el espíritu de promoción personal y familiar, que es citado como referente -el llamado modelo catalán- en toda Europa, por qué en un país así no ha de haber ilusión, autoestima y confianza?'.

'La ilusión y la autoestima son el carburante de la gente, el carburante de una sociedad activa y emprendedora. En todos los ámbitos. Son el estímulo de la iniciativa y de la tensión fértil. De la tensión también ética. De una tensión al servicio del bien común. Esa clase de tensión ética y fértil, productiva, y esta ambición son posibles en Cataluña. Esto es lo que quería decirles. Gracias'.

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