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Pujol dicta hoy su testamento

La oposición achaca a CiU no haber logrado su objetivo de 'más dinero y más poder'

Jordi Pujol pretende convertir el discurso con que hoy comienza su último debate parlamentario de política general en un balance de sus 22 años de presidencia. Los líderes de los demás grupos están interesados, en cambio, en derivar el debate hacia las propuestas de futuro, en el que ya no tendrán que competir con Pujol. El debate llega cuando CiU se halla bajo el trauma interno provocado por el inesperado abandono del que fue su secretario general, Pere Esteve, que ha puesto sobre la mesa lo que menos gusta a Pujol: la 'subordinación' de CiU a la derecha española.

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Dos serán los ejes fundamentales del discurso que pronunciará hoy Pujol. El primero, la ponderación de las transformaciones experimentadas por Cataluña durante los 22 años de su presidencia -tanto en el ámbito del autogobierno como del incremento del nivel de vida de sus ciudadanos- y, el segundo, la necesidad de que una fuerza nacionalista continúe una tarea que considera inacabada.

En línea con la decisión de Convergència i Unió de marcar distancias con el PP, el presidente proyectaba denunciar la regresión autonómica que, a su juicio, propicia el Gobierno de José María Aznar.

El presidente, deseoso de no eclipsar a su delfín, Artur Mas, limitará sus propuestas de acción de gobierno y las ceñirá a las meramente sectoriales. Las demandas más ambiciosas en materia de autogobierno las reserva para su conseller en cap. Mas será el encargado de formularlas en una conferencia, titulada Cataluña, sin límites, que pronunciará el 21 de octubre en el Palacio de Congresos de Barcelona.

Colaboradores del presidente explicaron que Pujol pensaba dedicar la parte sustancial de su discurso a formular el balance de sus más de dos décadas de Gobierno, porque entiende que está obligado en el que será su último debate de política general. Jordi Pujol ultimó anoche los detalles de su intervención con Artur Mas y el secretario general de CiU, Josep Antoni Duran Lleida.

El líder de la oposición, Pasqual Maragall, pretende lo contrario: llevar a debate el examen de los objetivos fijados por el Gobierno para el curso pasado. Todos los grupos parlamentarios consideran inevitable que en este debate se formule también un análisis de la etapa iniciada por Pujol en 1980, pero quieren impedir que éste sea su contenido principal. 'No evaluaremos lo que no toca', adelantó ayer el portavoz socialista, Miquel Iceta, 'sino el grado de cumplimiento de los compromisos de Pujol para este año o, cuando más, para esta legislatura'.

En particular, el Partit dels Socialistes cree que en el tercer año de la legislatura es hora ya de poner sobre la mesa que Pujol ha fracasado rotundamente en los dos objetivos con que sintetizó su programa electoral: 'más dinero y más poder para Cataluña'. La preocupación principal de Maragall es, sin embargo, evitar que en el último año de gobierno de Pujol se adopten medidas que comprometan la actuación de un futuro Gobierno progresista, que está convencido de poder presidir tras las próximas elecciones autonómicas.

El punto de partida de Maragall ante este debate, reforzado por el abandono de CiU por el que fue secretario general de Convergència, Pere Esteve, es que la alianza con el PP ha tenido a Pujol atado de pies y manos durante esta legislatura y que su balance está siendo, simplemente, un penoso deslizarse por la pendiente de la impotencia.

Revalidar la alianza

El PP acude al debate con la pretensión de renovar su alianza con CiU y de ofrecer de nuevo sus votos para la aprobación de los presupuestos de la Generalitat para 2003. La portavoz del grupo parlamentario del PP, Dolors Nadal, advirtió ayer a CiU, en una entrevista radiofónica, de que sería 'un gravísimo error' que Pujol siguiera la senda del nacionalismo vasco y planteara hoy los objetivos máximos de CiU.

Los republicanos, por el contrario, han anunciado ya su intención de proponer una resolución en este debate en defensa de todos los derechos democráticos 'incluido el de autodeterminación', precisamente para marcar distancias respecto a CiU en un momento en que el sector soberanista del partido de Jordi Pujol está todavía bajo el shock producido por la baja de Pere Esteve. Esquerra formula un balance ambiguo de los 22 años de Pujol: positivo en la institucionalización, pero particularmente negativo por la sumisión al PP en los últimos años.

El presidente de Iniciativa per Catalunya Verds (ICV), Joan Saura, destacó que es 'el último debate que se hace con la mayoría conservadora CiU y PP' y consideró lógico que los grupos de la oposición progresista planteen en esta ocasión las propuestas de futuro 'para formar un Gobierno plural de las izquierdas' en Cataluña.

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