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Crónica:LA MAESTRANZA | LA LIDIA
Crónica
Texto informativo con interpretación

Un gran torero

Antonio Lorca

El grande en cuestión no figuraba en los carteles con letras de molde. El grande aparecía con letras pequeñitas en el programa de mano y vestía un traje azul marino y plata. Pertenece a la cuadrilla de Rivera y se llama Joselito Gutiérrez. Un gran torero, sí señor. Un pedazo de torero vestido de plata.

Se disponía Joselito a banderillear al tercero de la tarde, un toro encastado y con muchos pies. Le ganó terreno en la carrera y, en el momento del embroque, lo prendió por la entrepierta, lo levantó en volandas y lo despidió contra el suelo, donde lo buscó con saña pero sin hacer sangre. Joselito se levantó blanco -no era para menos-, pero enrabietado y con el valor intacto. En lugar de arrugarse, se vino arriba; cogió otro par y esperó su turno. Asentó las zapatillas, citó con gallardía, se dejó llegar los pitones hasta la misma chaquetilla y colocó un magnífico par de banderillas de poder a poder que llevó el clamor a los tendidos. Sonó la música en honor de un torero de los pies a la cabeza que se jugó el tipo sin necesidad y que dictó una lección de arte y valor, de vergüenza, de amor propio, de auténtica figura.

Torrestrella / Finito, Caballero, Rivera

Toros de Torrestrella, bien presentados, de aceptable juego y que cumplieron en los caballos; nobles, a excepción de quinto y sexto, que desarrollaron sentido. Finito de Córdoba: casi entera (silencio); media tendida y baja (silencio). Manuel Caballero: pinchazo, estocada tendida y un descabello (ovación); pinchazo y casi entera tendida (silencio). Rivera Ordóñez: pinchazo, media y dos descabellos (ovación); casi entera (silencio). Plaza de la Maestranza. 29 de septiembre. Segunda y última corrida de la Feria de San Miguel. Tres cuartos de entrada.

Éste fue el momento más intenso de la tarde. ¿Por qué no hubo más? Que pregunten a las tres figuras modernas que aparecen en los carteles con letras de molde y que se arrugan ante la primera dificultad.

La corrida de Torrestrella no fue cómoda, y los toreros no están hechos para las dificultades. Así que, con las complicaciones de algunos toros y la falta de recursos y de ambición de los toreros, no quedó nada para el recuerdo.

Caballero hizo lo menos malo. Toreó sin apreturas al único que embistió como la tonta del bote; y no entusiasmó a nadie. Bien en algunos pasajes con la izquierda, un cambio de manos elegante y algún largo pase de pecho. Una actuación entonada, que es como decir que no dio el paso adelante que el toro requería. El otro se coló -¡huy!- y el torero se afligió -¡oh!-. Trasteo por la cara y adiós, muy buenas.

Eso fue lo que hizo Rivera toda la tarde. Su lote no fue fácil, pero él no puso a contribución ni una de las normas básicas de la tauromaquia. Muleta retrasada, fuera de cacho, cortando permanentemente el viaje, y muchas precauciones. Así es imposible.

¿Y Finito? Sin ganas ni recursos; descorazonado y sonámbulo. Por allí anduvo, como de vuelta de todo, y toreó sin estilo ni hondura a su primero, que era un buey de carreta. El otro necesitaba un torero más dispuesto. Vamos, necesitaba un torero, y no a Finito.

Un momento de la espeluznante voltereta sufrida por el subalterno Joselito Gutiérrez.
Un momento de la espeluznante voltereta sufrida por el subalterno Joselito Gutiérrez.EFE
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Sobre la firma

Antonio Lorca
Es colaborador taurino de EL PAÍS desde 1992. Nació en Sevilla y estudió Ciencias de la Información en Madrid. Ha trabajado en 'El Correo de Andalucía' y en la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA). Ha publicado dos libros sobre los diestros Pepe Luis Vargas y Pepe Luis Vázquez.

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