Un talento eclipsado por Joaquín
Varela espera que su soberbio gol ante el Barça sirva para zanjar las dudas que despierta su juego
Hacía algo más de tres años que Fernando Varela no acaparaba tantas portadas y tantos comentarios en la prensa y en la televisión. Fue en abril de 1999 cuando, junto al también sevillano Carlos Marchena, regresó de Nigeria luciendo en su cuello la medalla de oro que consiguieron con la selección sub 20 a las órdenes del actual preparador nacional, Iñaki Sáez. El pasado sábado no recogió ninguna medalla, pero su soberbio gol, con el que el Betis apuntilló al Barcelona de Louis Van Gaal, vale su precio en oro. 'Me quedé con la boca abierta, porque ni yo mismo me creía lo que había hecho. Cuando reaccioné sólo pude acordarme de mi mujer y de mi familia', recordaba ayer por la tarde Varela.
'Me quedé con la boca abierta, porque ni yo mismo me creía lo que había hecho'
Y no es para menos, porque su espléndido gol será, seguro, uno de los que figuren en todas las listas de los mejores tantos de la temporada. De hecho, no son pocos los que comparan su cabalgada de más de 60 metros -en la que se deshizo, entre veloces arrancadas y amagues, de hasta seis rivales antes de acribillar al portero azulgrana Valdés- con el prodigioso gol de Maradona a Inglaterra en el Mundial de México de 1986.
'Fue una jugada que no me esperaba y por suerte la finalicé en gol', acierta a explicar Varela, que asegura no poder relatarla al detalle hasta que no la vuelva a ver repetida por televisión. 'No he tenido tiempo, porque anoche [por el sábado] salí a celebrarlo con mi mujer y un amigo y hoy sólo he tenido tiempo de ver los periódicos mientras desayunaba', explicaba Varela, que dice que la mayor alegría que le ha reportado este gol ha sido ver a su esposa 'contenta y orgullosa' de él.
Momentos de alegría que el jugador valora en su justa medida, sabedor de que las felicitaciones y los minutos de gloria son efímeros. A sus 23 años, ya puede dar prueba de ello. Recién proclamado campeón del Mundo sub 20 en el Mundial de Nigeria, a Varela, que entonces contaba con 19 años, le regalaron los oídos con el espléndido futuro deportivo que le aguardaba en el Betis. Y así debería haber sido. Pero se le cruzó en su camino Javier Clemente, por entonces técnico del club, que no contó con él en lo que restó de temporada. La misma situación se repitió al llegar al banquillo el argentino Carlos Griguol, lo que obligó a Varela a marchar cedido al Extremadura, donde se libró de formar parte de la catástrofe que supuso el descenso del Betis a Segunda División en la temporada 1999-00.
Y así, con el equipo preparándose para penar por los campos de Segunda, a Varela le llegó, de nuevo, su oportunidad. Fue Fernando Vázquez el que le recuperó para reforzar un proyecto que se edificó sobre jóvenes jugadores de la casa. Ahí nació la quinta de Joaquín, de la que Capi, Rivas y él mismo fueron miembros fundadores y que, ahora, forman también otros talentos como Arzu o Juanito. Vázquez fue el primer entrenador que se atrevió a juntar por el mismo costado a dos futbolistas que, hasta ese momento, jugaban en el mismo puesto, el extremo derecho (el dorsal de Varela es el siete, el de Joaquín el diecisiete).
De partida, en este duelo por el puesto, Varela jugaba con la ventaja de su historial como internacional en todas las categorías inferiores -este año fue convocado a la absoluta-. Así fue hasta que una lesión dejó a Joaquín sin rival. Una vez recuperado, Vázquez le reconvirtió en lateral consciente de su potencial y su largo recorrido.
Ahí lo acomodó también Juande la pasada temporada y en ese puesto, a la sombra del brillo de Joaquín, espera Víctor Fernández que despunte este curso. De hecho, el técnico del Betis dedicó buena parte del trabajo de la pasada semana a pulir ciertos defectos del jugador. ¿Fue el gol un acto de reivindicación? 'No, el gol ocurrió así y ahí está. Yo sólo quiero dedicarme a mejorar en lo mío', asegura Varela, que esperaba poder ver su soberbio gol en los resúmenes deportivos de la noche. 'No sé si lo repetirán tantas veces como uno de Ronaldo, porque yo no me llamo Ronaldo, sino Varela'.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.