El cazador

Tengo un amigo, un compañero de equipo surafricano que se apellida Hunter. Viene esto a cuento porque Hunter en inglés significa cazador, así que no le vendría mal a Txente este apellido, con todos los respetos a los Garcías y Acostas, que nada tengo contra ellos. Pero no sé, no termina de convencerme mucho eso de Txente Hunter, como que no suena muy navarrico, si acaso como hijo de alguno de esos juerguistas americanos que vienen a San Fermín por consejo de Hemingway y después de la resaca decide quedarse en la tierra de los espárragos, pero no sé...no lo veo muy autóctono.

Txente es un cazador profesional, de los que duermen con la escopeta debajo de la almohada por si las moscas. De esos que cogen el libro de ruta antes de comenzar la carrera y empiezan a deshojarlo analíticamente: las etapas llanas de la primera semana fuera, que los equipos de sprinters están enteros y no dejan llegar a ninguna fuga; el resto de etapas de la primera semana también eliminado, que todavía no hay diferencias en la general y las fugas no son buenas; las dos cronos también, que se cansen ellos que yo guardo para cuando necesite; esta otra etapa llana que hay al final tampoco, que los velocistas no van a desperdiciar la última oportunidad; las cuatro llegadas en alto más de lo mismo, que aquí hay una cuadrilla que vuelan para arriba y yo no soy ningún peso ligero. Vamos a ver, cuántas quedan, ¿cuatro, cinco? Todavía muchas. Bueno, pues quito ésta porque esa zona no se me da bien y no se por qué, que nunca he sido capaz de hacerlo bien por allí, y además, hay un puerto al final que no me da buena espina. Bueno ya está, qué ligero ha quedado el libro, así me gusta, me quedo con estas tres.

Tres etapas, tres, ésa será su carrera. El resto no importa, etapas de transición y meros kilómetros de entrenamiento. El único objetivo es llegar en óptimas condiciones a los días marcados con una cruz que un killer como Txente no puede permitirse el lujo de desaprovechar. Y de hecho, no desaprovecha.