_
_
_
_
Crónica:GENTE | VUELTA 2002 | 18ª etapa
Crónica
Texto informativo con interpretación

La tragicomedia de La Covatilla

Array

Carlos Arribas

El amigo íntimo de Miguel Ángel Martín Perdiguero, notable corredor, aceptable sprinter, madrileño locuaz y dicharachero, uñas pintadas de negro, raya en el ojo, colirio para abrillantar la mirada, es Aitor González, el gran favorito para ganar la Vuelta. Perdiguero, o Perdi, como le llama todo el mundo, corrió en el Kelme, pero este año emigró al Acqua & Sapone, el equipo de Cipollini; Aitor sigue en el Kelme, aunque se supone que emigrará la próxima temporada. En teoría, en la carrera, son rivales, enemigos, pero no beligerantes. Sus intereses no se cruzan. O sí. Porque llegó La Covatilla, allí donde, en teoría Heras tendría que ser el huerfanito del dramón petardo, y aparece Perdi, y sus compañeros, los últimos del A&S, Santos y Lobato, y resulta que Heras ya no está solo, que está en muy buena compañía, más acompañado que el mismísimo Aitor, que éste sí que parece el huerfanito de la Vuelta, que ya no es dramón petardo sino tragicomedia de las buenas. Puro morbo. Cruce de géneros.

Más información
El italiano Angelo Furlan gana al 'sprint' la penúltima etapa de la Vuelta

La épica y el sentimiento. Santi Blanco, el héroe local, el escalador de Puerto de Béjar, aguanta, agonizante, desde Honduras a lo más alto; ciclista que se enfrenta a su última oportunidad y gana, gana la etapa y gana una nueva oportunidad para seguir siendo ciclista; y Juan Antonio Flecha, su compañero de habitación, que aguanta tirando de Blanco hasta Tornavacas, y luego aguanta al Heras despendolado, y llega, cruza la meta, y rompe a llorar de emoción: 'Ha sido como si hubiese ganado yo'.

Termina la etapa y Belda, el director del Kelme, se cruza con Perdi; si las miradas mataran, zas, un madrileño menos. 'Mira', dice el técnico alicantino, 'mira lo que le ha hecho ése a su amigo de copas. Ya puede presumir de amistad, pero un amigo no hace eso'. ¿Qué le ha hecho? Pues que a siete kilómetros de la cima ha hecho por Heras lo que ni él, ni Santos ni Lobato han hecho en toda la Vuelta por Cipollini, ponerse en fila detrás de Rubiera y convertirse en su tren, en su rampa de lanzamiento, como si Heras fuera un sprinter, como si las rampas de La Covatilla, la última llegada en alto de la Vuelta, fuera la última recta. 'Creo que le he hecho un favor a Aitor', dijo Perdi, liando más la madeja. 'Sabía que estaba muy fuerte y que no iba a perder la Vuelta aquí'. No la perdió, pero casi. Porque después del último bofe de Perdi saltó Heras, y Aitor tras él. 'Se cebó y se equivocó', sentenció Belda. Y Aitor aguantó muy poco a rueda de Heras, y hasta pareció que reventaba, pero no. Pero Heras es muy listo, y viendo que no abría hueco, y que daba el viento, le dejó a Aitor creer que desfallecía, pero no, se dejaba coger, y levantaba el pie. Y Aitor lo veía y aceleraba más (eso dicen que es cebarse), y alcanzó a Heras a 5 kilómetros, sin fuelle, y pensó que lo peor había pasado. Pero no, porque Heras volvió a arrancar. Y allí fue el llanto y el crujir de dientes.

Aitor se quedó, y se quedó solo, sufriendo en silencio el mal día en la montaña que todos los rodadores pasan. Y Sevilla, el damnificado del Angliru, pasó a su lado, le superó y ni le miró, que se iba tras Beloki, a pelearse por el podio, y Aitor que hiciera lo que pudiera, aunque allí, en La Covatilla, frente al viento, territorio de falsos llanos, una mano es más importante que en el Angliru. Y Gutiérrez, que iba por delante, misión de cabeza de puente, se paró, y le dejó pasar solo a su compañero de equipo. Pobre Aitor. La venganza parecía que iba a ser tremenda. Pero no, porque Sevilla tampoco aguantaba el ritmo de Beloki. Y entonces, a falta de un kilómetro, se descolgó y se puso a tirar un rato de Aitor, hasta meta. Y dijo: 'Qué bien se trabaja en equipo. Yo obedecía a mi director y me paré a esperar. Me he sacrificado por Aitor'. Y dijo Aitor: 'Creo que Óscar no se dio cuenta de que me quedaba cortado, pero me ha echado una manilla y está bien. Y en lo que respecta a mi amigo Perdi, cada uno hace lo que tiene que hacer, y yo no doy de comer a nadie: cada uno trabaja para sí mismo'.

Y después de todo, no fue para tanto. Heras, que no estuvo solo, sólo le sacó 37s a Aitor, que es bastante menos de lo que soñaba. Y Aitor, que va solo, sólo está a 1.12m del bejarano en la general, lo que puede ser nada pensando en la contrarreloj del domingo.

Roberto Heras, delante de Flecha y Caucchioli, en la ascensión a La Covatilla. PLANO GENERAL - ESCENA
Roberto Heras, delante de Flecha y Caucchioli, en la ascensión a La Covatilla. PLANO GENERAL - ESCENAREUTERS

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_