_
_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

¿En el final del túnel?

Están mal las cosas para quienes vivimos en este rincón de Europa. Si ya lo estaban con los asesinatos y el virus totalitario incrustado en un sector de la población, si lo estaban por el desgobierno en el que estamos instalados (un gobierno que se dedica a hacer filosofía, en lugar de carreteras; déjese esa labor a 'intelectuales' y partido), si estaban mal las cosas, digo, ahora lo están aún más. La disputa jurídica en la que se han enzarzado las instituciones lo envilece todo.

Miel sobre hojuelas, piensan en Batasuna. Conseguimos en su día, deben pensar, 'socializar la violencia', introdujimos el caos institucional y gubernativo tras los 'coqueteos' de Lizarra con el Gobierno vasco (que sigue semi-cautivo de todo aquello con su programa de superación del Estatuto, etc.). Y, ahora, legitiman nuestra opción contra el sistema ilegalizándonos (cuanto peor, mejor), y, con nuestras convocatorias a los nuestros a favor de los 'presos' (¿presos de quién?, piénselo) enfrentamos a los poderes del estado: Parlamento y Gobierno vasco con los del 'Estado español'.

Uno, claro, no comparte este análisis. Es cierto que hay un sector del PNV que quiere 'echarse al monte'. (Véanse esas manifestaciones leninistas del anti-comunista Arzalluz: utilizaremos 'todos los medios', legales e ilegales, contra quienes nos amenazan desde Madrid, y convocaremos al 'pueblo' y lo sacaremos a la calle. Ene, Jesus!, debe pensar alguien, Jesus, Maria eta Jose!). También que parecen dominar ahora mismo el Partido (aunque no del todo, como en los tiempos de la Asamblea de Euskalduna). O que perduran los viejos males de la violencia y el desgobierno (¿para cuándo el AVE en el País Vasco?).

Eso es cierto. A eso se le añade un fortísimo desprestigio institucional en el que al 'enterremos el Estatuto' , está 'superado', ha venido a sumarse la deslegitimación del poder judicial. ¿Demandas de prevaricación contra Garzón?; apélese a la instancia superior -piensa uno-. ¿Auto judicial 'nulo de pleno derecho' en lo que toca al Parlamento vasco?; hágase la consulta correspondiente, si procede, y luego actúese. (Parece que Ezker Batua, tan desconcertante siempre, va a introducir un factor de racionalidad en esto.) De momento, el desconcierto prevalece, es cierto.

Sin embargo queda un margen para la esperanza, un margen razonable. En Batasuna y ETA los últimos actos resuenan internamente a 'canto de cisne'. Se acaba, esto se acaba, comienzan a pensar. Sus iniciativas comienzan a resultar patéticas (véase el chupinazo 'alternativo' en La Blanca de Vitoria). Se empiezan a ver a sí mismos como esos payasos que intentan resultar graciosos mientras el público se les está yendo. El público se les va. (Salvo el concernido por los presos: padres, cuñados, etc., en relación a quienes el gobierno de España, con el vasco, debiera actuar). Un partido ilegalizado y de borrokillas no es lo que más seduce a un 'buen padre de familia' o a una etxekoandre. (Y vayan aquí todas las reservas con una ley de partidos hecha ad hoc. Y, aún más, con una iniciativa parlamentaria tomada en pleno agosto de modo excepcional. Por principio, debilita la democracia). Con la 'ilegalización' se está produciendo un efecto catártico en el paisito. Resulta ridículo escuchar a la 'comisaria' en la manifestación no celebrada en Arrasate dar goras a Euskal Herria y a Euskadi ta Askatasuna, alias ETA. Lamentable.

Y en el Gobierno vasco parece que van prevaleciendo quienes eligen una vía razonable. Balza -aparte de polémicas- apuesta por el estado de derecho. Joseba Azkarraga, EA, le secunda (contra Larreina). La vicelehendakari, Idoia Zenarruzabeitia, declara que todos los pasos del Gobierno vasco se darán 'sin poner en riesgo la seguridad jurídica (...), sin trasladar innecesariamente supuestos conflictos con el Gobierno español, con el pleno respeto a los marcos construidos hasta ahora y evitando huidas hacia delante'. También el PP ha evitado llevar aquella resolución del 'ultimátum' del Parlamento vasco al Constitucional.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

¿Habremos visto al fin la luz en el largo túnel? Tenemos unas ganas inmensas. Este es uno de los inmensos túneles construidos en la historia. Tan largos, que uno empieza a desesperar. Pero los túneles tienen un final. Si no, serían pozos ciegos. ¿Cuál es nuestro caso?

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_