Vísperas de examen

Los alumnos aventajados, la República Checa y Hungría, disponen de unas estructuras socioeconómicas propias de países casi desarrollados que parecen prevenirles contra las vicisitudes de la economía mundial. Así lo demuestran la tasa de paro estable y baja (del orden del 5% en 2002), unas exportaciones con un fuerte valor añadido, una mano de obra cualificada y una inflación controlada.

Ambos países, que figuran como excepciones en la zona, siguen presentando un crecimiento de entre el 3% y el 4% desde el año 2000, y ello pese a la atonía del continente europeo y, especialmente, de su vecino y principal socio comercial, Alemania.

Así, el Fondo Monetario Internacional (FMI) se felicita por la 'excepcional' resistencia de la República Checa ante el descenso de la demanda europea. Sin embargo, este organismo lanza una advertencia ante el déficit presupuestario que no deja de aumentar (está previsto que supere el 8% del PIB para 2002), pero que los importantes flujos de inversiones directas extranjeras logran aún neutralizar.

Otros candidatos a la adhesión son más vulnerables, como Polonia. Así, tras alcanzar el 6% durante el primer trimestre de 2000, el crecimiento polaco cayó hasta el 0,2% en el cuarto trimestre de 2001, y parece que este debilitamiento no ha tocado fondo (se prevé un crecimiento entre el 1% y el 1,5% para 2002). Esta fragilidad, de carácter estructural, se manifiesta en varios indicadores: una tasa de paro en torno al 17% en 2002 (que no ha dejado de incrementarse desde 1998), una agricultura poco productiva que todavía emplea al 30% de la población activa, y una deuda privada que sigue aumentando (entre 1997 y 2001 casi se multiplicó por cuatro, alcanzando los 35.000 millones de dólares a finales de 2001).

Si bien el camino que les conduce a la Unión Europea promete ser largo, Rumania y Bulgaria, farolillos rojos entre los países candidatos a la adhesión, demuestran cierta originalidad al avanzar a contracorriente de la tendencia actual. La economía rumana se singulariza por su crecimiento en dientes de sierra. En 1992, el país sufrió una recesión (su PIB cayó un 8,8%), y en 1995 estaba en expansión y vio aumentar el PIB en un 7,1%, pero la euforia duró poco ya que tuvo que enfrentarse a una nueva fase de recesión a partir de 1997, que terminó en 2000.

Por su parte, Bulgaria 'ha realizado avances significativos para reformar su economía', según el FMI, que advierte de 'que un retraso en la recuperación europea, un alza de los precios de los productos petrolíferos y un aplazamiento en la privatización de las grandes empresas nacionales puede perjudicar la buena voluntad del Gobierno de Sofía'.

En conjunto, la zona de los PECO parece estar inmunizada ante las recaídas de la crisis latinoamericana que influye negativamente en el conjunto de la coyuntura internacional. Un contagio a nivel comercial parece poco probable dado que los intercambios entre la región y Suramérica son insignificantes, aunque se hubiese podido temer una retirada masiva de capitales (lo que no se ha producido) debido al carácter poco sorprendente de la crisis argentina y a la anticipación de los inversores.

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