La torería de Urdiales
Antes de salir el sexto al ruedo logroñés en la primera corrida de su feria, los tendidos rezumaban una cierta desilusión. Pero se presentó el victorino aquel y Diego Urdiales, que rezumaba dolor y sangre, le plantó cara en el anillo y se sobrepuso por naturales a toda una vida de desgracias e ilusiones rotas.
Hubo dos tandas por la izquierda repletas de torería y gusto. Quizá abundaron los atropellos y aceleración en el torero; quizá debió pararse más con el encastado cornúpeta, pero la belleza afloró -por unos instantes- de una manera indescriptible: la pañosa por los suelos y su alma entregada y abandonada a la suerte de la lidia. Falló a espadas y se fue dolorido a sus cuarteles a esperar otro invierno la llamada de las oportunidades.
Padilla se las vio con el toro más bravo del encierro, con una embestida pronta y humillada que pedía una muleta poderosa en cada lance. Toreó mucho y el astado serrano se acabó marchando. Seguramente aburrido, puso la proa mirando a chiqueros para doblar con la boca cerrada. En el quinto, el peor de la tarde, sencillamente se justificó. Manuel Caballero dejó una tarde de medios tonos, acorde con un toreo que empieza por abajo los muletazos y sale rematándolos siempre a media altura. Estuvo desconfiado con el que abrió, y en el cuarto, un animal de noble tranco, se empeñó en una faena dilatada y con los engaños retrasados.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.