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El 'rapero' P. Diddy, despedido de la discográfica BMG

'El contrato era una sangría de dinero', afirman fuentes de la compañíac

Diego A. Manrique

P. Diddy, anteriormente conocido como Puff Daddy, es la última víctima de la crisis discográfica global: el contrato con su sello, Bad Boy, acaba de ser revocado por la multinacional BMG-Arista. Entre los afectados por la decisión están también Carl Thomas, Faith Evans, 112 y Notorious BIG, que sigue protagonizando lanzamientos después de muerto. Las críticas por unos contratos discográficos demasiado generosos se multiplicaban.

Se resuelven así algunas de las tensiones entre los directivos estadounidenses de la compañía BMG-Arista y los hombres de empresa alemanes de Berstelmann, la casa madre, que ya habían deplorado en público unos contratos discográficos -mencionaron los de Carlos Santana y Whitney Houston- tan generosos que sólo evitan los números rojos si se venden muchos millones de ejemplares de cada lanzamiento, algo cada vez más díficil en un mercado encogido y asediado por la piratería y la copia privada.

Fuentes de la compañía aseguran que 'el acuerdo con P. Diddy era una sangría de dinero y constantemente demostraba que sus decisiones empresariales no estaban a la altura de su creatividad artística'. El rapero, productor y cazatalentos, tuvo al menos la opción de presentarlo como una marcha voluntaria: 'He decidido que era tiempo de trasladar mi compañía hacia un nuevo hogar'. No faltarán otras empresas -se habla de Universal y Sony- dispuestas a hacerse con sus servicios, pero la reputación de P. Diddy queda seriamente dañada. Su fama de Rey Midas había inspirado una serie de reality TV, en la que MTV le seguiría por diversos lugares de EE UU en busca de artistas a los que lanzaría al estrellato. Curiosamente, ha recibido buenas críticas por su primer papel dramático, en la película Monster's ball.

P. Diddy, de verdadero nombre Sean Combs, nació en Harlem en 1970, aunque creció lejos del gueto y acudió a la Universidad de Howard, en Washington, donde adquirió conocimientos sobre administración de empresas que le serían muy útiles en la industria del rap. Su ambición le metió en problemas, aunque no fue el principal responsable de la enemistad entre su protegido, Notorious BIG, y el mítico Tupac Shakur; los dos acabarían asesinados en incidentes nunca resueltos, parte de una absurda guerra entre el rap de Los Ángeles y el de Nueva York.

Musicalmente se especializó en un rap comercial basado preferentemente en éxitos pop: su número uno de 1997, I'll be missing you, en memoria del desaparecido Natorious BIG, sampleaba un tema de Sting. Presumía de haber vendido discos por valor superior a 100 millones de dólares.

Desdichadamente, se acostumbró a salir en las páginas de sociedad y en las crónicas de sucesos: en 1999, se vio envuelto en un tiroteo cuando visitó, rodeado de amigos armados, un club neoyorquino con su novia de entonces, Jennifer López; sólo la potencia de sus abogados le impidió terminar en la cárcel. Recientemente, montó lo que llamó 'La fiesta más grande de todos los tiempos' en la noche en que se entregaban los premios de MTV. Las invitaciones, placas doradas, especificaban que no entrarían ni caballeros sin afeitar ni damas con necesidad de depilarse. Como vestimenta, sugería marcas como Gucci, Versace o Yves Saint Laurent.

Ha sido su última extravagancia. Los contables de BMG-Arista descubrieron que financiaban un disparatado nivel de vida y que los gastos de producción de sus discos y vídeos eran tan altos que, tras bajar las ventas, se había convertido en un artista indeseable.

P. Diddy llega ayer a la Corte Suprema de Nueva York, donde se siguen las deliberaciones del juicio por el tiroteo en el que se vio envuelto en 1999.
P. Diddy llega ayer a la Corte Suprema de Nueva York, donde se siguen las deliberaciones del juicio por el tiroteo en el que se vio envuelto en 1999.REUTERS
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