Tan sólo un poco pestosa

¿Quién ha dicho que la Vuelta es dura? Contarme a mí en qué os basáis para hacer afirmaciones tan categóricas, porque lo que es yo -y datos para computar tengo- no alcanzo a llegar a la misma conclusión.

He mirado bien el libro de ruta, que es algo así como mi biblia en estas tres semanas, así que no podéis engañarme. Esta Vuelta es llana; bueno, un poco pestosa sí que es. Eso lo admito. Pero fundamentalmente llana.

Vale, el Angliru, Sierra Nevada, La Covatilla y La Pandera, cuatro finales en alto para decir que han metido montaña; simple excusa.

Pero lo demás... ¿Habéis visto los perfiles? Yo sí, y os aseguro que son planos como la palma de mi mano; y lo que no es llano es bajada, mejor me lo ponen.

Pestosa: palabra del argot ciclista difícil de explicar, pero fácil de entender para todo aquel que haya enlazado más de dos pedaladas sobre una bicicleta; cansina, incómoda, pesada, que no da tregua o respiro, moscardón que zumba, va y vuelve, se esconde y vuelve a aparecer; aplicado a las personas, dícese del virus que carcome el tiempo libre, según definición libre y poco meditada surgida tras una etapa ídem.

Vamos a ver, vamos a ver... Pregunto a los lectores del Norte, o al que conozca la costa cantábrica. Etapa decimocuarta, Santander-Gijón, nacional 634, carretera de la costa; bien, situados, alla vamos.

¿Quién ha visto por allí mas de 100 metros llanos? Sí, recuerdo un tramo en la salida de Llanes, por Posada, Nueva y esos pueblos encantadores. Pero lo demás ¿dónde?

Como no sea en tabla de surf a ras de ola rompiente, no sé yo por dónde.

Verás tú los guiris, que después de terminar la etapa de hoy en Santander han dicho con alegría: bueno, menos mal, mañana 190 llanos para recuperar fuerzas para el Angliru ese famoso.

Sí, sí, que no os pase nada, que, por si no lo sabíais, os vais a enterar de lo que es en realidad una etapa muy, muy, tremendamente pestosa.