Un paseo para reflexionar

Un paseo por el recinto de la Expo 92 diez años después no deja a nadie indiferente. Es fácil sentir cierto alivio por la reutilización de muchos de los pabellones, por el éxito de los cada vez más numerosos bares y restaurantes y hasta por la densidad del tráfico en las calles principales de la Isla de la Cartuja. Pero también es irremediable no desesperarse ante un paisaje que en algunos tramos resulta desolador y presenta graves síntomas de abandono.

La nostalgia, en cualquier caso, está permitida en la conmemoración del décimo aniversario de la Expo. Una celebración promovida desde el gobierno municipal tanto para 'recuperar la memoria viva' de la exposición como para mostrar la rentabilización del legado de la muestra.

El 'Espacio Aniversario' va desde el pabellón de la Navegación al de España

El llamado Espacio Aniversario, que discurre a lo largo de un eje trazado entre el pabellón de la Navegación y el de España, está estos días remozado para acoger a los que quieran rememorar, o incluso descubrir, en el caso de los escolares que participan en visitas guiadas, parte de lo que fue la Expo.

Conviene empezar el recorrido por el pabellón de la Navegación, situado en el extremo sur de la isla. El edificio, obra del arquitecto Guillermo Vázquez Consuegra, recuerda la imagen invertida de la quilla de un barco y para el décimo aniversario ha recuperado algunos de los contenidos que exhibió durante la Expo.

A la entrada, sigue expuesta la nave Uru, construida en 1988 por indios Aimara a orillas del lago Titicaca (Perú) y que realizó la travesía del Océano Pacífico al mando del español Kitín Muñoz. Su silueta continúa siendo imponente, pero los juncos medio deshechos y la madera abierta vuelven a evidenciar más la huella del paso del tiempo que el afán de conservación. El pabellón de la Navegación acoge también tres exposiciones. La primera, La forja de un mundo único, es otra de las recuperaciones de la Expo y narra, a través de dos audiovisuales, cómo el hombre fue conociendo el mar, desarrolló técnicas para navegar y llegó a descubrir nuevos territorios con la apertura de vías marinas.

Tras pasearse por el interior de la reproducción de un galeón y conocer todos los entresijos de un puerto, el visitante pasa a la exposición ¿Y ahora dónde, Colón?, en la que el artista contemporáneo Vanesco reflexiona sobre los grandes descubrimientos de la humanidad.

En la tienda del pabellón se pueden encontrar a precio de ganga (entre 1 y 3 euros) algunos de los libros editados para la Expo, así como los títulos publicados especialmente para la conmemoración y que hacen balance, en distintas materias, del significado de los diez años transcurridos desde que la muestra echó el cierre. Aquí se expone también parte de la colección particular de Narciso Rodríguez, un ciudadano que durante y después de la Exposición Universal se ha hecho con cuantas piezas conmemorativas de la Expo 92 ha ido encontrando dentro y fuera de España: desde pins, llaveros y gorras, a encendedores o pisapapeles de plata.

Tras el pabellón de la Navegación, la ruta por el Espacio Aniversario continúa en dirección al Monasterio de la Cartuja, donde, además del Centro Andaluz de Arte Contemporáneo, se puede visitar una exposición de fotografías de la Expo. Aunque el edificio esté a pocos metros del pabellón de la Navegación, para acceder a él hay que rodearlo hasta llegar a la entrada ubicada frente a la Gerencia de Urbanismo. A pie, un paseo de unos 10 minutos sin demasiados atractivos alrededor.

Después, vuelta atrás para llegar hasta el pabellón del Futuro, ubicado en la avenida de los descubrimientos, de nuevo a al espalda del monasterio. Si el recorrido se hace caminando, seguro que no pasa desapercibida la basura que se acumula junto a la pasarela peatonal del Auditorio de la Cartuja o los jaramagos que han crecido en la solería.

Pero el interior del pabellón del Futuro alberga el contrapunto: Lo que hoy somos, la feria de muestras de los empresarios de Cartuja 93, que pone de manifiesto las excelencias del Parque Científico y Tecnológico de Cartuja 93, en el que están instaladas alrededor de 200 empresas y entidades y que en 2001 generó 984 millones de euros. Paneles con los datos de las empresas que componen la tecnópolis dan cuenta de ello en esta exposición.

Por último, el Espacio Aniversario desemboca en el pabellón de España, que durante la muestra recibió una media de 20.000 visitas diarias. Para el aniversario se ha recuperado la película Vientos de España y el cine Movimás, el de más éxito de la Expo gracias a sus asientos móviles y su extraordinaria capacidad de simulación.

Además, la visita al pabellón pasa también por el Planetario y por el documental multimedia Sevilla Experience, que recorre la provincia a través de imágenes, olores y algunos efectos especiales. Y para terminar, un paseo por el Balcón de Andalucía, el parque de maquetas al aire libre que recrea los 80 edificios y paisajes más emblemáticos de la comunidad; y un viaje en la torre panorámica, que vuelve a ponerse en marcha estos días y que permite llevarse un último recuerdo de la isla a vista de pájaro.