_
_
_
_
Entrevista:PABLO ALFARO | Jugador del Sevilla

"Abrí el brazo y su nariz dio en mi codo"

A sus 33 años, Pablo Alfaro, central del Sevilla y licenciado en medicina, presenta un currículo futbolístico para echarse a temblar: 26 expulsiones en 14 años de profesional. El domingo pasado le rompió la nariz a Aguilera y sí, lo lamenta, pero lo interpreta como 'otro lance del juego'.

Pregunta. ¿Cree que el jugador refleja en el campo su forma de ser?

Respuesta. No sé si soy una buena persona o no, pero sí soy un jugador duro que va al límite de lo que pueda dar de sí. Como yo hay muchos otros defensas. Pero pesa más lo que les ocurre a los equipos de Madrid.

P. Dice que va al límite. ¿Recurre al juego sucio por falta de facultades físicas?

R. No creo. A las pruebas físicas me remito: estoy mejor que otros años. Yo siempre he jugado así.

'Aguilera se hizo un autopase. Yo me quise llevar el balón y me lo llevé'
'Ahora es cuando menos cera se reparte: no queda gente como López, Tomás o Benito'
Más información
Cuestión de carácter

P. ¿No se ha hecho más duro con el tiempo?

R. Al revés. Te vas haciendo más completo y más comedido, porque, al principio, eres más impetuoso y no controlas.

P. Pues el domingo no controló nada.

R. Aguilera se hizo un autopase, yo pretendí abrir el brazo para que no pasara y su nariz dio en mi codo. Yo me quise llevar el balón y me lo llevé.

P. O sea, sigue la máxima de pasa el balón o el jugador, pero nunca los dos a la vez.

R. No, mi máxima es que no puedo dejar el balón al rival.

P. ¿Ha hablado con Aguilera?

R. Sí. Conservo cierta amistad con él de mi etapa en el Atlético y me duele verlo así. Pero él estaba anestesiado y con pocas ganas de hablar.

P. ¿Usted se reconoce cuando se ve por televisión?

R. Claro que sí. No me sorprende verme porque sé que no hay mala intención.

P. ¿Está a favor del código de ciertos defensas suramericanos según el cual lo que pasa en el campo... pasado está?

R. Sería ideal, pero cada uno se defiende como puede. Son lances: hoy me toca a mí y mañana a otro. Yo jugué en el Calderón con siete puntos en la ceja.

P. Pero a usted siempre le toca repartir.

R. Está claro que las estadísticas no mienten, pero hay acciones similares de otros jugadores y la prensa no les da tanta importancia.

P. Porque no tienen su reiteración.

R. Está claro que no soy el santo Job. Pero me he convertido en parte de la diversión nacional. No me ha gustado nada la crónica de hoy [ayer] de EL PAÍS, en la que me pone a mí de titular cuando hubo tantas otras cosas.

P. Entonces, ¿está orgulloso de ser el jugador en activo más veces expulsado?

R. No; estoy orgulloso de mis 14 años de profesional [ha pasado por el Zaragoza, el Barcelona, el Racing, el Atlético, el Mérida y el Sevilla], de que los entrenadores cuenten conmigo y de que mi equipo y mis compañeros me quieran. A mis años, evidentemente, ya no voy a cambiar. Cuando escucho tantas barbaridades contra mí, como si lloviera.

P. ¿A cuántos rivales ha lesionado?

R. Más allá de Aguilera, me parece que no hay nadie que haya tenido que dejar de jugar por mi culpa.

P. ¿Su entrenador, Joaquín Caparrós, le pide que entre como lo hace?

R. ¡Qué va! ¡Por Dios! Caparrós nos pide que defendamos y que salgamos rápido al contragolpe. No somos el equipo más tarjeteado de la Liga ni nada de eso. El Sevilla tiene sus dosis de agresividad, pero juega muy bien. No somos carniceros.

P. ¿No es el Sevilla una reedición de aquel Estudiantes de la Plata en el que jugó Bilardo?

R. De ese equipo ni me acuerdo. Pero sí es verdad que desde que estuvo aquí Bilardo, de entrenador, al Sevilla se le relaciona con esa forma de ver el fútbol y la vida.

P. Usted empezó con 20 años en el Zaragoza. ¿Quién ha sido su gran ídolo, Vinnie Jones?

R. ¡Qué va! A ese jugador sólo lo he visto en algún vídeo. Mis ídolos fueron Maradona y Pelé, pero también Barbas, del Zaragoza, y Migueli, el central del Barcelona.

P. Y ahora, ¿Ayala?

R. Sí, Ayala me parece muy buen defensor y tampoco es que sea blandito. Hay muy pocos grandes defensas que sean blanditos. Desaparecen del mapa. El defensa debe hacerse imponer, ser respetado: eres el último antes del portero. En todo caso, ahora es el momento de la historia del fútbol en que menos cera se reparte. Ha cambiado mucho desde que yo empecé hace diez años. Ya no hay gente como López y Tomás, precisamente del Atlético, o como Benito y Stielike, del Madrid. Lo que pasa es que si estos jugadores están en tu equipo dices que son viriles.

P. ¿Cómo es posible que en 1992 le fichara el Barcelona de Cruyff, que representa su antítesis?

R. A lo mejor sería por eso. Le hacía falta un jugador de mis características para determinados momentos. Llegué en agosto de 1992, justo después de ganar la Copa de Europa. Y ganamos la Liga y la Supercopa europea. Ese equipo fue una maravilla: como Oliver y Benji.

P. ¿Por qué se fue al año siguiente?

R. Porque Cruyff habló claro conmigo y me dijo que iba a jugar muy poco.

P. ¿Qué aprendió de Cruyff?

R. Que era listísimo: decía que iba a pasar algo y, a los tres días, pasaba.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_