El Racing y Munitis desarman a un lento Alavés
Mendizorroza vio ayer 45 minutos maravillosamente locos. Medio partido de ésos en los que gozan todos menos los entrenadores, en este caso Mané. El balón se mareó rulando de portería a portería, en una sucesión interminable de uys (hasta 15 ocasiones claras pudieron contarse antes del descanso), y quien salió perdiendo fue el Alavés. El gol del Racing bien pudo llegar en cualquiera de las muchas veces en que Munitis dejó descolocada a la defensa vitoriana, o en alguna carrera de Regueiro por la izquierda. Pero no. Llegó en la acción más fea -e ilegal-, en un saque de esquina que culminó Bodipo, aunque por el camino hubo una mano de Pablo Lago.
El Alavés también tuvo sus cinco minutos de gloria. Nada más salir al campo, enlazó dos prometedoras ocasiones de Iván Alonso y Abelardo. Sin embargo, en cuanto el partido se clarificó, el equipo de Mané empezó a sufrir. En su primera comparecencia en Mendizorroza, se vinieron abajo algunos mitos. Uno, el de la legendaria organización defensiva del Alavés. Es difícil encontrar más errores y lentitud en 45 minutos que los de Geli, Téllez y Abelardo. O un despiste tan monumental como el de Desio, toda una referencia en el equipo. Cuando el resultado apaciguó el ritmo, los alavesistas se atrancaron. Y el Racing, con la amenaza constante de su endiablada rapidez, ni se inmutó.
ALAVÉS 0| RACING 1
Alavés: Dutruel; Geli, Abelardo, Téllez, Llorens; Desio (Ibon Begoña, m. 59), Pablo; Astudillo, Jordi (Mara, m. 77), Magno (Ilie, m. 59); e Iván Alonso. Racing: Lemmens; Pineda, Mora, Juanma, Sietes; Nafti, Ismael; Pablo Lago (Morán, m. 62), Munitis (Javi Guerrero, m. 73), Regueiro; y Bodipo (Diego Alonso, m. 65). Gol: 0-1. M. 30. Regueiro saca de esquina, Pablo Lago gana a Llorens en el salto por el balón, aunque ayudado por la mano, y Bodipo remata con una media chilena que pasa por encima de Dutruel. Árbitro: Antonio Rubinos. Expulsó por doble amonestación a Geli (minuto 85). Enseñó la tarjeta amarilla a Téllez, Pablo, Mora, Juanma y Nafti. Unos 12.500 espectadores en Mendizorroza.
Mendizorroza vio ayer 45 minutos maravillosamente locos. Medio partido de ésos en los que gozan todos menos los entrenadores, en este caso Mané. El balón se mareó rulando de portería a portería, en una sucesión interminable de uys (hasta 15 ocasiones claras pudieron contarse antes del descanso), y quien salió perdiendo fue el Alavés. El gol del Racing bien pudo llegar en cualquiera de las muchas veces en que Munitis dejó descolocada a la defensa vitoriana, o en alguna carrera de Regueiro por la izquierda. Pero no. Llegó en la acción más fea -e ilegal-, en un saque de esquina que culminó Bodipo, aunque por el camino hubo una mano de Pablo Lago.
El Alavés también tuvo sus cinco minutos de gloria. Nada más salir al campo, enlazó dos prometedoras ocasiones de Iván Alonso y Abelardo. Sin embargo, en cuanto el partido se clarificó, el equipo de Mané empezó a sufrir. En su primera comparecencia en Mendizorroza, se vinieron abajo algunos mitos. Uno, el de la legendaria organización defensiva del Alavés. Es difícil encontrar más errores y lentitud en 45 minutos que los de Geli, Téllez y Abelardo. O un despiste tan monumental como el de Desio, toda una referencia en el equipo. Cuando el resultado apaciguó el ritmo, los alavesistas se atrancaron. Y el Racing, con la amenaza constante de su endiablada rapidez, ni se inmutó.
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