"Esto no es ajedrez, se defiende el agresor
Pablo Alfaro, el licenciado en medicina que ejerce de sargento en la retaguardia del Sevilla, le rompió la nariz de un codazo a Aguilera. Pero, según él, fue un accidente, "gajes del oficio, esto no es ajedrez", aseguró el central. "Mira como tengo yo el ojo", insistía señalándose una tirita sobre la ceja. "El que piense que ha sido a propósito está loco, Carlos es íntimo amigo mio", comentó sonriente el agresor.
Paulo Futre, en el palco, seguro que recordaba un golpe semejante con el mismo ejecutor pero diez años atrás en la Romareda, cuando Alfaro jugaba en el Zaragoza. Pero ayer, la dureza del central le tocó a Aguilera, que enfiló el camino a los vestuarios limpiándose la sangre con la camiseta. Las marcas del violento golpe estaban reflejadas en una muesca en el puente nasal del extremo y la sangre cubría ya su rostro. Las radiografías que se le hicieron señalaron que padecía una desviación del tabique. Más tarde se confirmó que tenía los huesos propios de la nariz rotos y necesitará dos semanas para reaparecer. Alfaro, el agresor, ni siquiera vio la tarjeta amarilla. De hecho, el árbitro no señaló la falta, para desesperación de Aguilera, de la afición y... de Paulo Futre.
Tanto Luis Aragonés como Jesús Gil, entrenador y presidente, respectivamente, del Atlético, evitaron hablar de la agresión y, en general, del árbitro: "No vamos a empezar a llorar desde el primer día", resumió Gil. Por otra parte, Burgos, sufre una contractura en ambos gemelos.
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