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Reportaje:EXCURSIONES - RUTA DE LAS 3 PROVINCIAS

Naturaleza sin fronteras

Una ascensión a Cueva Valiente, la Salamanca y Cabeza Líjar, donde Segovia, Ávila y Madrid se tocan

Como el mundo está lleno de fronteras y cada año que pasa hay más (en 1900 existían 80 países soberanos; hoy, 190), llegará el día en que los guardianes de esas fronteras no den abasto y se rindan a la evidencia de que no se pueden detener eternamente las ansias de volar. Ese día todas las fronteras serán como la de Segovia, Ávila y Madrid, una intersección de rayas en los mapas, tierra de todos y de nadie donde los caminantes, al encontrarse, no se preguntan de dónde vienen, sino qué es aquello que relumbra a lo lejos, en el horizonte, la única frontera que reconoce la mirada de un hombre libre en la superficie curva del planeta.

Se objetará que, además de esas rayas ficticias, están las barreras tangibles de la sierras de Guadarrama y Malagón, que aquí entroncan formando una T con tres vertientes bien diferenciadas: al norte, la fresca umbría de San Rafael (Segovia); a poniente, la suave altiplanicie de Peguerinos (Ávila), y a naciente, la empinadísima solana de Guadarrama (Madrid).

A 1.903 metros sobre el mar hay una vista completísima de la sierra de Guadarrama

Pero no es menos cierto que en todas ellas medran espléndidos pinares silvestres, idénticos en salud y belleza, dejando claro que la naturaleza no es ni segoviana, ni abulense, ni madrileña, sino de donde la dejan vivir en paz. Valiosa enseñanza, sobre todo viniendo de quien no pretende darla.

Para pasear por estos pinares sin fronteras y disfrutar de la vistas sin límites de estas montañas, partiremos de la fuente de la Yedra, en San Rafael. Justo a espaldas de la fuente, tras una portilla metálica verde, nace una trocha por la que treparemos casi sin aliento para, a los diez minutos, tirar a la derecha por un nítido sendero que corre llano, delicioso como el pinar, hasta alcanzar en media hora el arroyo de la Gargantilla. No tiene pérdida: es el único que lleva agua en verano. Por senda aún más clara subiremos junto al arroyo hasta salir al alto de la Gargantilla y, de allí, por pista asfaltada, hasta la cima de Cueva Valiente (dos horas desde el inicio).

A 1.903 metros sobre el mar -y 600 sobre San Rafael, que semeja un Belén-, hay una vista completísima de la sierra de Guadarrama. Al fondo se alzan, de más a menos, Peñalara, la Bola del Mundo, la Maliciosa y la Pedriza.

Más cerca, el puerto de Guadarrama -reconocible por sus antenas- da paso a los cerros de Cabeza Líjar y la Salamanca, nuestros próximos objetivos. De ellos se desgaja la sierra de Malagón, que después de alcanzar su máxima altura en Cueva Valiente va perdiendo relieve hasta llegar a los suaves altos de Cartagena, cuyo parque eólico ventila Las Navas del Marqués.

Superando por sendero marcado con hitos el cerrete que se eleva al sur de Cueva Valiente, casi a tiro de piedra, caeremos bruscamente al collado del Hornillo, antiguo paso de merinas y hoy de la carreterilla que va del puerto de Guadarrama a Peguerinos, la cual cruzaremos para subir a repecho por la ladera de enfrente y coronar, cumplidas tres horas de marcha, la Salamanca (1.789 metros), que ofrece un viejo refugio y nuevas vistas, ahora al Valle de los Caídos.

El camino que corre por la cresta nos guiará, hacia la izquierda, hasta el collado de la Cierva, donde atravesaremos de nuevo la carretera para ascender a Cabeza Líjar (1.823 metros; tres horas y media desde el inicio).

Justo aquí, donde se tocan Segovia, Ávila y Madrid, se tocaron, no muy amorosamente, franquistas y republicanos, como lo atestigua un anciano búnker rehabilitado como mirador en la misma cima, casi en la vertical del embalse de la Jarosa.

Media hora nos llevará volver por el asfalto al collado del Hornillo, y otra hora más (cinco, en total) bajar a mano derecha por lo más profundo de la umbría, siguiendo para ello un sendero que surge allí mismo, junto a la barrera levadiza de una ancha pista forestal; un sendero que, muy pronto, nos hará encontrar las primeras aguas del arroyo de Mayo y, sin apartarse de ellas, nos devolverá a San Rafael con la retina llena de horizontes y hermosos pinares.

Difícil, de verano y con mapa

- Dónde. San Rafael (provincia de Segovia) dista 64 kilómetros de Madrid yendo por la A-6 a Villalba y desviándose poco después por la antigua N-VI hacia el pueblo y puerto de Guadarrama. A la bajada del puerto, junto a la primera casa de San Rafael, nace a la izquierda una carreterilla que a los dos kilómetros justos llega a la fuente de la Yedra, bien señalizada. Aquí se inicia el paseo. - Cuándo. Marcha circular de 16 kilómetros y unas cinco horas de duración, con un desnivel acumulado de 900 metros y una dificultad alta, que debe reservarse para los mejores días del año. Con lluvia, nieve o mala visibilidad puede complicarse bastante, además de que su principal atractivo son las vistas que hay desde las cumbres. - Quién. Manuel Rincón es el autor de Andar por la sierra de Guadarrama, guía de la editorial La Tienda en la que se describen varias rutas alternativas a ésta por las cimas de Cueva Valiente, la Salamanca y Cabeza Líjar, así como por los pinares de San Rafael. - Y qué más. Si no se tiene un conocimiento previo del terreno, es imprescindible llevar la cartografía: mapa Sierra de Guadarrama, de La Tienda Verde (Maudes, 23 y 38; teléfono: 91 534 32 57), o bien las hojas 17-20 (El Espinar) y 18-20 (Cercedilla) del Servicio Geográfico del Ejército, todas a escala 1:50.000.

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