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Pfaff: 'EE UU quiere rehacer el mundo sin contar con los demás'

El 11 de septiembre de 2001 ha transformado de forma radical la geopolítica mundial y ha dado lugar a un nuevo orden en el que Estados Unidos se erige como potencia dominante dispuesta no sólo a atacar Irak, sino también a 'reconstruir' el mundo árabe, sin contar con la opinión de sus socios europeos. Ésa es al menos la visión del estadounidense William Pfaff, experto en historia y política contemporáneas y columnista del diario International Herald Tribune, que ayer participó en Madrid en el seminario El mundo un año después, organizado por el Real Instituto Elcano de Estudios Internacionales y Estratégicos.

'Antes también había una dominación estadounidense, pero se ejercía de manera más discreta y no creaba tanta incomodidad en el resto del mundo', aseguró Pfaff. Tras el 11-S, el presidente estadounidense, George W. Bush, dejó de lado la discreción y el no intervencionismo, prometido por el presidente tras ganar las elecciones y emprendió una campaña internacional, dando prioridad a las medidas militares frente a las políticas. Uno de los grandes errores de la Administración de Bush, a juicio del analista estadounidense, quien no duda en desaconsejar un ataque preventivo a Irak. 'La propia Administración no ha encontrado pruebas de la relación entre Al Qaeda y el Gobierno de Bagdad. Por eso, una victoria de EE UU sobre Irak no sólo no solucionaría el problema del terrorismo, sino que además pondría en peligro la geopolítica mundial', afirmó Pfaff.

Reconstruir el mundo

Pero además el columnista asegura que Estados Unidos tiene un proyecto más amplio y ambicioso que el derrocamiento del régimen de Sadam Husein: 'Reconstruir Afagnistán tras la caída de los talibanes' y de paso el resto de Asia Central, del mismo modo que Washington se propuso reconstruir Europa tras la II Guerra Mundial.

Y para ello Bush no piensa escuchar a su socios en Europa. 'EE UU informa de lo que va a hacer, pero no consulta con sus aliados europeos', aseguró Pfaff, convencido de que las posiciones europeas y estadounidenses son cada vez más divergentes. 'La confianza mutua se ha perdido', insistió.

No obstante, William Pfaff advirtió de que para llevar a cabo sus proyectos Bush deberá lograr por un lado que el Congreso de EE UU apruebe un importante desembolso presupuestario, 'lo que tiene escasas posibilidades', y por otro que los estadounidenses estén dispuestos a sacrificar vidas en campañas militares en el extranjero. A Reagan en Líbano y a Clinton en Somalia les costó muy caro, advirtió Pfaff.

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