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Reportaje:

La veteranía de un torero novel

Emilio López, 'Playerito', toma la alternativa como torero con 63 años

La del domingo pasado fue una tarde grande para Emilio López López. Y es que el domingo Emilio, más conocido como Playerito, se vistió de luces, se echó al ruedo de la plaza de toros de la localidad almeriense de Adra y desplegó ante todos sus paisanos su mejor arte.

No era, ni muchos menos, la primera vez que Playerito se ponía delante de un toro. De hecho, ni siquiera él podría recordar todas las veces que se las ha visto con un astado. Pero sí fue el domingo la primera vez que debutó como torero con todas las de la ley. Porque esa tarde Emilio López López tomó la alternativa de manos del matador Rafael Camino y en presencia de Olivencia.

Lo novedoso de esta alternativa es que Playerito tiene 63 años y un sueño recién cumplido. Junto a su colega Pepe Berenjeno, un torero granadino de 70 años, se ha convertido en el matador de toros más veterano de España. 'Queremos hacer una corrida en Roquetas de Mar en la que estemos los dos juntos', explica sentado en el salón de su casa, ante un cartel donde él y Berenjeno aparecen retratados bajo una leyenda que reza: 'Amigos en la calle y rivales en el ruedo, entre los dos suman 133 años... Historia viva'.

No existen referentes familiares que refrenden la pasión de Emilio López por el toreo -'esto es algo con lo que naces y ya está'- pero, a pesar de todo, la ausencia de ejemplos cercanos no le impedía escaparse de casa cuando aún era un adolescente para tratar de dar rienda a su vocación.

Playerito, a la edad a la que la mayoría de los toreros están retirados, acaba de tomar la alternativa. Pero su vida siempre ha sido el toro. 'La primera vez que toreé fue en Melilla, en 1958. Después he toreado en muchos sitios. Y hasta ahora', comenta este padre de cuatro hijos que en su trayectoria de trabajador guarda las profesiones de pescador, hostelero o marino mercante.

El domingo pasado, cuando tomó la alternativa, cuando recibió al toro de rodillas, 'a porta gayola' como le gusta hacerlo siempre, logró cortarle una oreja al primero de los astados. Y logró, sobre todo, el aplauso de quienes reconocen el valor de la tenacidad, el mérito de perseguir un sueño hasta lograr hacerlo realidad.

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Emilio López, a pesar de conocer de cerca lo que son las cornadas, afirma rotundamente que no tiene miedo cuando tiene que plantarse en el coso ante un enorme bicho de cientos de kilos adornado por unos cuernos nada amistosos. Pilar, su mujer, sí reconoce y sufre el miedo, pero no puede evitar dejarse arrastrar por la pasión de Playerito, nombre que Emilio adoptó como homenaje al mar que tanto le tira, el mar frente al que vive y por el que, siempre, cuando le llega el segundo toro, hace la faena descalzo. 'Suelo correr unos 20 kilómetros al día por la orilla de la playa y por eso me gusta torear descalzo'.

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