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Supachai Panitchpakdi | PERFIL

Paciencia asiática

Premio a la paciencia y al tesón. Cinco años después de haber presentado su candidatura al cargo, el tailandés Supachai Panichpakdi ha tomado posesión como director general de la Organización Mundial de Comercio (OMC) en medio de la satisfacción de los países en desarrollo y de la desconfianza de EE UU y los países desarrollados. Por primera vez los ricos han cedido, a su pesar, el timón del máximo organismo del comercio mundial.

Supachai, curtido político y experimentado gestor, ha sustitudo desde el 1 de septiembre al neozelandés Mike Moore en el cargo. Su nombramiento es fruto de la solución de consenso alcanzada en 1999, tras muchos meses de duro enfrentamiento entre países ricos y países en desarrollo por imponer a uno de los suyos al frente de la OMC. El divorcio, que minó la credibilidad del organismo e incluso puso en peligro su propia existencia, se evitó mediante el nombramiento sucesivo de Moore y Supachai, con mandatos improrrogables de tres años.

El nuevo director general nació en Bangkok en 1946. Tras cursar el bachillerato en diversos colegios privados, obtuvo una beca del Banco Nacional de Tailandia para estudiar Economía en la Universidad Erasmus, en Rotterdam (Holanda), donde se doctoró en Econometría y Planificación del Desarrollo. En 1974, después de ampliar estudios en Cambridge, comenzó su carrera profesional en el Departamento de Investigación del Banco Nacional, en el que ocupó diversos cargos.

Tras doce años de carrera profesional saltó a la arena política en 1986 como diputado del Partido Demócrata. En la escena internacional se dio a conocer en 1997, cuando fue nombrado viceprimer ministro de Tailandia y máximo responsable de la política económica en el Gobierno de Chuan Likpai. Tras su exitosa gestión, sacó al país de una profunda crisis financiera, fue propuesto por el propio Likpai como candidato a la dirección de la OMC. Su valía profesional y sus denuncias a la hipocresía de los países ricos, que defienden en los foros internacionales la liberalización de la economía mundial mientras practican en casa el proteccionismo, le depararon el respaldo mayoritario de los países en desarrollo y la inquina de EE UU y de los principales países europeos.

La primera tarea de Supachai en la OMC es disipar la desconfianza de esos países y por ello se ha apresurado a prometer que tratará a todos por igual. La ronda de Doha, en noviembre, que debe liberalizar la agricultura recortando las subvenciones que dañan a los países pobres al bajar los precios de las materias primas, va a poner pronto a prueba su neutralidad y su capacidad de intermediación entre países y posiciones encontradas.

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