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El prestigioso RIBA de Londres acoge una exposición dedicada a Ildefons Cerdà y su plan para Barcelona

Los lazos entre Barcelona y Londres vuelven a estrecharse con una exposición itinerante dedicada a Ildefons Cerdà en la sede del prestigioso Real Instituto de Arquitectos Británicos (RIBA). Desde ayer, los planos, fotografías aéreas y otros documentos del plan Cerdà, que llevaron a la primera expansión urbanística ordenada de la capital catalana en el siglo XIX, se exhiben en la galería londinense del instituto. 'Nos sentimos muy orgullosos de acoger la exposición de este gran visionario', señaló Richard Hastilow, director ejecutivo del RIBA, acerca del ingeniero civil y responsable del primer ensanche de Barcelona.

El plan Cerdà se reconoce como referencia internacional de expansión urbanística, y la exposición dedicada a su autor ha recorrido 59 ciudades en tres continentes desde su inauguración en Barcelona, en 1994, bajo el título Mostra Cerdà: urbs i territori. 'Sentimos una gran admiración por Barcelona. Es modelo indiscutible de una buena planificación urbanística. Pero Cerdà no es muy conocido en el Reino Unido, así que aprovechamos esta oportunidad para reconocer su esfuerzo', dijo Hastilow en la inauguración de la exposición.

El acto estuvo presidido por el director general de Urbanismo de la Generalitat, Joan Llort; el comisario de la exposición, Albert Serratosa, y Gonzalo del Puerto, responsable de actividades culturales del Instituto Cervantes de Londres, copatrocinador de la iniciativa. Serratosa resumió la filosofía de Cerdà en clave poética: 'Libertad para el individuo, intimidad para la familia, aire fresco, luz natural en cada hogar, igualdad en la calidad y provisión de servicios para cada barrio. Estos eran algunos de los objetivos holísticos de una ciudad integrada', aseguró.

La admiración de Londres por Barcelona perdura pese a ser dos ciudades de trazados y fisonomía distintas. Frente al predominio de grandes avenidas en la capital catalana, todavía abundan las calles estrechas en la británica. 'Pero Londres', apunta Hastilow, 'puede aprender de otros muchos atractivos que tiene Barcelona'. El director del RIBA menciona la planificación de nuevos espacios y la regeneración de zonas urbanas junto con el apoyo de las instituciones políticas regionales a figuras visionarias. 'Ahí está la clave para hacer de una ciudad un espacio agradable donde vivir', afirma el director del RIBA.

En 1998, el RIBA concedió a Barcelona la real medalla de oro, una condecoración que hasta entonces se entregaba exclusivamente a profesionales. 'Fue la primera vez que rompimos con la tradición', dice Hastilow. Barcelona fue la destinataria de la medalla, pero el eco del galardón retumbó en la escena política británica.

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