España evita a EE UU y Argentina

La selección española se plantó en cuartos de final con un triunfo sobre Brasil, reconfortante tras su tropiezo el día anterior ante Puerto Rico, pero fraguado de manera poco convincente, sin brillantez. Le faltó chispa al juego español aunque mantuvo su consistencia defensiva y gracias a ello salvó los muebles y se aseguró uno de los dos primeros puestos de su grupo, a expensas del resultado del duelo entre Puerto Rico y Angola que se disputaba al cierre de esta edición.

Volvió a crujir el juego de ataque español. Los brasileños trataron de imitar la estrategia con que tan bien le salió a Puerto Rico un día antes, una defensa en zona con muchos acoplamientos. Y el equipo español, que perdió ante los suramericanos la frescura de los cuatro primeros partidos, volvió a pasarlas canutas, aunque seleccionó mucho mejor el tiro que ante la selección de Piculín Ortíz, algo ciertamente fácil por lo bajos, casi ridículos, que habían sido entonces, por debajo del 35%.

Después de un arranque prometedor de Navarro, la capacidad de resolución del equipo español volvió a depender muy en exclusiva de la tremenda superioridad de Gasol cuando recibía el balón de cara al aro. Pero ni siquiera le resultó fácil sacar ventaja con ese recurso. Sus jugadas carecían de fluidez. El balón acababa en una pirueta que hacía que los pívots tuvieran que cogerlo muy abajo o cuando estaban en mala situación para jugarse el uno contra uno.

Imbroda intentó espabilar el ataque español dando entrada a Paraíso, pero lo que ganaba por un lado lo perdía por el otro porque ni Jiménez ni Angulo supieron cómo encasquillar la escopeta de Marcelo. Pero al margen de ese punto en concreto, la defensa española volvió a ser la piedra angular sobre la que se asentó su triunfo. Los dos Varejao, Sandro y Anderson, no podían rechistar prácticamente bajo los aros y los brasileños no pudieron exponer su habitual tendencia a resolver desde lejos porque se encontraron ante un muro. A pesar de que su juego crujió por momentos, España mandó siempre en el marcador y sólo en un fugaz momento del segundo cuarto se vio realmente contra las cuerdas, cuando Marcelo empató a 21. Después siempre consiguió dominar por ventajas que superaron varias veces los diez puntos (43-58). Todo ello, aunque diera esos síntomas de falta de vivacidad en el juego que le había caracterizado en los primeros días del torneo.

Indianápolis se había convertido en la ciudad de las conjeturas y las sospechas. La última jornada de las liguillas de octavos de final era tierra abonada para que varios equipos especularan con la posibilidad de jugar a perder. Los yugoslavos temían que así pudiera hacerlo España con el objetivo de evitar a Estados Unidos en semifinales. Lo cierto es que con su victoria ante los brasileños, los españoles evitarán cuartos a Estados Unidos y Argentina, hasta la fecha los más potentes del campeonato. Si el equipo de Imbroda supera los cuartos igualará el mejor puesto jamás logrado en un Mundial: el cuarto puesto de Cali en 1982.