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Tres centrales nucleares de Japón ocultaron sus averías durante 15 años

Una fuga de agua detectada ayer en la central nuclear japonesa de Fukushima-1 ha avivado la preocupación por la seguridad de estas instalaciones. La planta está envuelta en un escándalo por la falsificación de sus informes de seguridad junto a los de otras dos centrales cercanas a Tokio, la de Fukushima-2 y la de Kashiwazaki.

La investigación ha descubierto hasta la fecha que se ocultaron un total de 29 incidentes entre los años 1986 y 1995, aunque es posible que se hayan silenciado algunos posteriores. Según ha reconocido el presidente de la compañía eléctrica de Tokio (Tepco), propietaria de las centrales, los directivos y los trabajadores de las tres plantas 'convencieron' a los técnicos (que pertenecían a la filial japonesa de la estadounidense General Electric) para que no mencionaran los fallos. Entre las averías ocultadas, había perforaciones en los conductos y fisuras en las capas protectoras de los reactores.

Fuentes de Tepco han justificado la decisión de ocultar los fallos en el auge económico de los años ochenta y noventa, que hizo aumentar la demanda de energía eléctrica, por lo que 'no se podían parar los reactores'. La empresa ha suspendido el funcionamiento de al menos cinco de los reactores de las centrales, pero otros ocho siguen funcionando sin que se hayan reparado las averías. Un centenar de empleados de Tepco están siendo investigados, y el presidente, el consejero delegado y tres asesores de la compañía han anunciado su dimisión.

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