_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

¿Quiénes?

En este país están sucediendo cosas demasiado extrañas con los inmigrantes, pero nadie parece prestar atención a esa especie de thriller de terror sociológico en el que están inmersos. Hace pocos días corrió por Barcelona el bulo de que los extranjeros podían regularizar su situación si enviaban una solicitud a la subdelegación del Gobierno en la Ciudad Condal. Inmediatamente se formaron grandes y esperanzadas colas ante las oficinas de Correos; todo era mentira, desde luego, y algunos de los pobres ilusos acabaron detenidos por andar sin papeles. Me pregunto quiénes echan a rodar estas mentiras y con qué fin.

Aún fue mucho peor lo ocurrido en la Universidad de Sevilla; cuando comenzó el encierro de los inmigrantes, los políticos y los medios organizaron mucha bulla, porque coincidía con la cumbre de la UE; pero cuando los desalojaron a mediados de agosto, en plena calma chicha y desparrame, todo el mundo miró para otro lado, pese a que salieron a la luz cosas gravísimas. ATIME, la asociación de trabajadores marroquíes, dijo que los inmigrantes habían sido 'utilizados por diversas organizaciones', las cuales les habían prometido que obtendrían los documentos si se encerraban. Y José Chamizo, el defensor del Pueblo de Andalucía, escribió un artículo contando que la mayoría de los que entraron en la universidad eran argelinos venidos de Francia; y en concreto explicaba el caso de uno de ellos, Rabah, que estaba en Zaragoza 'cuando le comentaron que se iba a organizar un encierro en Sevilla. (...) Le prometieron que en aquel encierro todos conseguirían papeles'.

De manera que andan pululando por ahí unos tipos siniestros que van reclutando argelinos en Zaragoza ¡para llevárselos hasta Sevilla con mentiras! ¿O quizá incluso les trajeron desde Francia? ¿Quiénes son esos cerdos capaces de abusar tan atrozmente de la necesidad del prójimo, de su debilidad y su tragedia? ¿Y para qué? ¿Cómo es posible que salgan estos datos a la luz y nadie exija nombres? ¿Cuáles son esas organizaciones? ¿Grupos políticos, mafias criminales, tal vez una oenegé? Que hable ATIME, que hable Chamizo, que hable la policía, que hablen los jueces. Que destapen a esos canallas y se les caiga el pelo.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_