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Reportaje:

Aguiluchos con futuro

Un plan conservacionista asegura la supervivencia del aguilucho cenizo en los campos de Navarra

El grupo conservacionista navarro Gurelur puso en marcha en 1989 un proyecto de protección que, trece años después, ha salvado a una especie animal, el aguilucho cenizo, de una segura extinción. El Proyecto Aguilucho es el plan conservacionista en vigor más antiguo de la comunidad foral. Las estimaciones de los responsables de Gurelur es que unas cuarenta parejas de aguiluchos cenizos nidifican actualmente en esta región. 'Si el programa decae, la especie desaparecerá porque, pese a nuestros esfuerzos, sigue estando en peligro de extinción', asegura Antonio Munilla, portavoz de Gurelur.

El problema del aguilucho cenizo y, en menor medida de sus hermanos el pálido y el lagunero, es que los campos de cereal son un lugar ideal para alimentarse y camuflar sus nidos. Pero cuando llega la época de la siembra, en los meses de junio y julio, las cuchillas de las máquinas cosechadoras destrozan la mayoría de los nidos, matan a los pollos y ponen en riesgo la supervivencia de esta rapaz. Y si logran sobrevivir, los nidos quedan expuestos a múltiples peligros derivados de otras actividades agrícolas o ganaderas, en unos campos pelados en los que no pueden protegerse ni alimentarse.

'Antiguamente la cosecha del cereal era más tardía y se realizaba con medios manuales o maquinaria más sencilla', explica Munilla. 'Con el paso del tiempo se han plantado variedades que se recogen antes y se ha comenzado a cosechar, por ejemplo, la cebada temprana, además de usar cosechadoras más grandes y potentes. Por lo tanto, los pollos no tienen tiempo de crecer y de abandonar el nido antes de las cosechas'.

Ante esta situación, Gurelur puso en marcha un proyecto que ha dado buenos resultados gracias a la estrecha colaboración de los agricultores. 'En cuanto detectan un nido nos avisan con sus teléfonos móviles, que para el éxito del programa han sido un gran avance técnico por su inmediatez. Nuestros voluntarios acuden a los campos inmediatamente e instalan alrededor del nido pastores eléctricos. Al agricultor se le abona después el dinero que deja de ganar por los doscientos o trescientos metros cuadrados de cereal que quedan sin cortar'. Este año trece agricultores han recibido la indemnización correspondiente.

Una docena de voluntarios de Gurelur realiza el seguimiento diario de los nidos identificados, cuya media de polluelos oscila entre los dos y los tres. En la presente campaña, desarrollada entre mayo y agosto, Gurelur ha salvado un total de 62 pollos nacidos en treinta nidos. Catorce de ellos cuales pertenecían a la especie aguilucho pálido, con 27 crías, y dieciséis al cenizo, con 35 polluelos. La cifra global es similar a de 2001, en que se salvaron 64 pollos, si bien, a diferencia de años anteriores, Gurelur no ha detectado nidos de la tercera especie amenazada, el aguilucho lagunero.

Las aves crían preferentemente en campos de cebada (19 nidos), aunque también lo hacen en los de trigo (7) y forraje (4) de la Navarra media, en zonas que van desde Tierra Estella hasta Sangüesa. 'En 1989 el aguilucho pálido nidificaba más al norte y el cenizo, más al sur. En la actualidad ambas especies se han desplazado hacia el centro y nidifican en la franja media, aunque siga habiendo alguna pareja en el Pirineo o la Ribera', comenta Munilla.

Antonio Munilla lamenta que el aguilucho cenizo sigua sin estar recogido como especie en peligro de extinción en el Catálogo Oficial de Especies publicado por el Gobierno de Navarra, pese a ser 'la única especie protegida afectada directamente por una actividad humana'.

Pese a los riesgos inherentes a la situación actual, algunas cifras sí muestran una recuperación de estas especies. Si en 1989 se contabilizaron en Navarra 268 ejemplares de aguiluchos laguneros y ardéidas (avetoro, martinete, garcilla bueyera, garceta, garza real, etcétera), en 2001 esa cifra se había incrementado hasta los 993. El año pasado fue el mejor de los trece últimos para la cría en la Comunidad foral del aguilucho lagunero, uno de los beneficiados por el proyecto. Se contabilizaron 109 nuevas aves.

Financiado por los socios

El desarrollo de este peculiar proyecto conservacionista ha supuesto, desde su origen, un desembolso para Gurelur de 15.000 euros. Esta cantidad ha sido sufragada íntegramente con las aportaciones que realizan sus socios. No obstante, los costes de las campañas se han abaratado con la utilización de los pastores eléctricos, un dispositivo de pivotes clavados en tierra y unidos por un cable por el que circula una corriente eléctrica de baja intensidad. El uso de estos cercados reduce muchísimo la superficie de cereal que el agricultor debe dejar de cosechar para preservar la nidada del aguilucho. Los pastores, con un costo de apenas 192 euros, protegen al nido de los depredadores y permiten dejar a su alrededor menos cereal sin cosechar. Además, los sistemas son reutilizables de año en año. Esta pasada temporada, la campaña ha costado poco más de 700 euros, además del trabajo impagable y desinterasado de los voluntarios. Todo ello para garantizar que en los cielos navarros pueda seguir contemplándose el vuelo solemne de esta rapaz.

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