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El refugio de los productos bancarios

Corta ganancia, pero segura, encuentas corrientes y depósitos a plazo fijo

El ahorrador español ha ido moviendo sus dinero en busca de seguridad desde la caída de los mercados iniciada en marzo de 2000. Los tradicionales productos bancarios (cuentas corrientes y depósitos) y los productos de las aseguradoras que garantizan una rentabilidad mínima han crecido en las cuentas financieras de las familias en detrimento de aquellos con riesgo.

En la banca tradicional, las cuentas corrientes no ofrecen rentabilidades dignas de reseñar. Únicamente la banca por Internet ofrece unas ganancias atractivas en su estrategia -cada vez menos agresiva- de captar nuevos clientes. Estas entidades, además, llegan a ofrecer tipos muy favorables, pero a cambio de suscribir otros productos (preferentemente fondos de inversión) que les permitan ir fidelizando a un cliente que, por lo general, no tiene un perfil muy estable.

La rentabilidad se mueve entre el 4% y el 5,5% para los mejores depósitos. El plazo no es determinante

En los depósitos sí que la competencia ha llegado al conjunto de entidades financieras, que aprovechan el desencanto de la bolsa y los productos relacionados con ella. Extraodinariamente, las entidades que operan en la Red continúan con depósitos a plazos muy cortos y de rentabilidades muy interesantes que llegan hasta el 7%, pero que no permiten invertir todo el dinero que se desee. Existe bastante homogeneidad en las ganancias que ofrecen, con independencia del plazo de vida del depósito.

Optar por corto o largo plazo dependerá de las necesidades de los ahorradores en cuanto a la disponibilidad de su dinero, así como de su situación fiscal, pues el tiempo rebaja impuestos.

Estrategia y fiscalidad

También, como estrategia, si se piensa que los tipos serán más bajos en el futuro, resulta interesante optar por los depósitos a largo plazo. Por el contrario, comprometerse por un largo periodo de tiempo y ver luego que los tipos están subiendo puede resultar frustrante.

Así, las ofertas más atractivas entre la semana y los tres años abarca una horquilla entre el 4% y el 5,5%. Una rentabilidad interesante si se compara, incluso, con los fondos de dinero (Fiamm), que este año darán al inversor poco más del 2,30%. Eso sí, en favor de ellos juega una fiscalidad mejor que la de los depósitos y las cuentas corrientes.

Así, desde el punto de vista del impuesto sobre la renta de las personas físicas, las cantidades percibidas en un depósito en concepto de intereses son consideradas como rendimientos del capital mobiliario y están sujetos a una retención del 18%.

Si desde que se realiza o suscribe el depósito y el momento en que se perciben los intereses transcurren más de dos años, se aplicará una reducción del 30% al rendimiento obtenido. Ello explica que la mayoría de los depósitos a plazo fijo son a más de dos años.

En las cuentas corrientes, los intereses van a la parte general del impuesto como si se tratara de una renta del trabajo más conseguida y en el año.

Los expertos de Inversis apuntan que 'existe una especialidad a efectos fiscales con las cuentas en divisas. Si se utiliza el sistema de diferencia de cambio asegurada, se considera como rendimiento de capital mobiliario con retención del 18%. Si se trata de una diferencia de cambio no asegurada, se considerada como ganancia o disminución de patrimonio'.

Además de los depósitos tradicionales, las entidades financieras ofrecen otras modalidades. Los depósitos indiciados están referenciados al Ibex-35 o a cualquier otro índice que proporcionan un rendimiento final generalmente formado por una parte fija y otra variable según la marcha del índice.

Los depósitos estructurados se caracterizan por ofrecer una rentabilidad final compuesta por una parte de renta fija y por otra variable que depende del comportamiento bursátil de una empresa cotizada.

El ahorrador dispone, pues, de una variada oferta de depósitos y cuentas corrientes que puden servir de refugio hasta que pase el mal momento de los mercados. También son en sí mismos una opción para aquellos que no quieren saber más del riesgo de las acciones.

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