RECULANDO
Gaspart rescata del pasado a Van Gaal con la esperanza de reencontrarse con el título
Dos años después de vagabundear por cuantos torneos hay en juego, el Barcelona pretende volver al redil del que huyó por sentirse acuartelado y, sobre todo, mal mirado. Huérfano de títulos en una época de bonanza para los equipos españoles por la diversificación de las competiciones, hoy sería capaz de dar cuanto le queda por una de las Ligas o las Copas que en su día despreció. Su presidente, Joan Gaspart, ha recuperado a Louis van Gaal con la esperanza de que, con su vuelta, regresen también los trofeos que exhibió nada más llegar, en 1997. Ocurre, sin embargo, que, por la precariedad económica, la junta ha puesto a disposición del entrenador un equipo menos competitivo del que entonces dispuso.
A Van Gaal le siguen faltando piezas, como un delantero centro y un lateral izquierdo, y, por contra, cuenta con una que no pidió y de la que la afición se ha enamorado: Riquelme. Pese a su condición de suplente, el argentino ha completado una buena pretemporada y resultó decisivo en el primer partido de la eliminatoria de la Liga de Campeones, frente al Legia de Varsovia. A Riquelme le puede ocurrir este año lo mismo que a Saviola el pasado: tendrá problemas para ser titular mientras no responda a las demandas del técnico, que ha vuelto a desplegar su libreta y pretende que cada futbolista cuadre con la casilla que le corresponde aun cuando no respete sus condiciones de juego naturales. El ejemplo a seguir, puesto por Van Gaal, es el del ex valencianista Mendieta, recuperado del Lazio en régimen de cesión.
La austeridad presupuestaria ha obligado, por lo demás, a recurrir a la cantera. Víctor Valdés y Fernando Navarro, así como Puyol, Xavi y Motta, facilitan una mayor identificación con el equipo y aumentan la cuota de jugadores españoles, que siempre ha sido decisiva en los grandes equipos históricos del Barça.
La afición se muestra más que nada expectante y resignada porque éste es un reencuentro entre fracasados: ningún título desde la marcha de Van Gaal, que tampoco fue capaz de llevar a Holanda a la Copa del Mundo. Escarmentada por tanto disgusto, cansada del desgobierno de la junta y alertada por la desmotivación que advirtió el curso pasado en la plantilla y el cuerpo técnico, la gent blaugrana es víctima de un cierto desapego con la institución. No se reconoce en un club después de tanta tralla en la pugna entre los nuñistas y los cruyffistas. A Gaspart, que tuvo un gran protagonismo como vicepresidente, cuesta verle como presidente. Incapaz de vertebrar el consenso social que se imponía tras las elecciones de 2000, no ha sabido dar trazo a su mandato, sino que ha ido dando bandazos. El último ha sido darle carta de libertad a Rivaldo después de haberle firmado el contrato más exquisito del mundo por temor a que se largara como Figo.
A Rivaldo se le ha dado puerta sin más, como a tantos otros ídolos, y el equipo ya no depende de los pies de un jugador, sino que se pliega a la táctica del técnico, el mismo que dejó el club en solidaridad con el anterior presidente, Josep Lluís Núñez, con el que protagonizó uno de los mayores esperpentos del fútbol español y que retrató su guerra contra todos: la retirada de las semifinales de la Copa contra el Atlético en 2000. Hoy, al igual que entonces, el fin justifica los medios, y el Barcelona se exige un título o se armará la de Dios es Cristo.
LAS CARAS
RIQUELME: LA ESTRELLA Gran pasador, con buen remate a larga distancia, capaz de cargar con el fútbol ofensivo del equipo. A Van Gaal, sin embargo, sólo parece interesarle como media punta por la izquierda. Hasta el momento ha sido suplente de Luis Enrique, aunque la afición le reclama en un equipo muy matemático y falto de encanto individual. Llamado a llenar el hueco de Rivaldo con todo lo que significa.
MENDIETA: EL REFERENTE El fichaje solicitado por Van Gaal, que le admira desde sus tiempos en el Valencia. Mendieta necesita reivindicarse después de su mal paso por el Lazio y su flojo Mundial. Ha completado una buena pretemporada, aportando conceptos olvidados en el equipo como los centros, el remate y el pase final. Buen jugador en la banda derecha, el técnico le quiere como carrilero limitando sus llegadas.
VÍCTOR VALDÉS: LA SORPRESA Desde Zubizarreta, el Barça no encuentra un portero fiable y duradero. A Van Gaal no le acababa de gustar Bonano y pidió un nuevo guardameta. Hoek, el preparador de los porteros, le recomendó a Enke. A la hora de la verdad, sin embargo, ha comenzado con Víctor Valdés, de apenas 20 años de edad, del filial, con unos grandes reflejos y el mejor de los tres con los pies. Muy ofensivo.
KLUIVERT: LA FANTASÍA Sin Rivaldo, Kluivert, en su quinto año en el club, está obligado a ser uno de los líderes. Tiene una fantasía deslumbrante que encandila tanto a sus fieles como desespera a sus detractores, que le reprochan su falta de gol. Pese a ser hijo futbolístico de Van Gaal, el técnico busca a otro delantero para presionarle. Pero Kluivert es mucho más que el gol. Su visión del juego es envidiable.
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