EL CANTO DEL LOCO HACE SONAR SU POP BAJO LA LLUVIA
La gira del quinteto madrileño está resultando un desafío a los chaparrones de agosto. Suspendieron el sábado en Mallorca, pero el domingo en Lugones (Asturias) hicieron realidad el sueño de emular a los Stones en el concierto de 1982 en el Vicente Calderón.
Ibiza les recibió el pasado jueves con un cielo encapotado. El viernes se trasladaron a Zaragoza y las nubes seguían tercas. Actuaron los dos días, sin que las gotas que cayeron en ambas ciudades les impidieran dedicarse a lo que más le gusta a El Canto del Loco: desgranar en directo las canciones de sus dos primeros discos ante un público que les adora. El sábado, sin embargo, sucedió lo que no deseaban. En Palma de Mallorca se registraron lluvias torrenciales y el concierto se suspendió. Regresaron a Madrid a la mañana siguiente y sin tiempo apenas de coger la furgoneta que les transportaría el domingo a Lugones (Asturias), con el agua acompañándoles desde la salida del túnel de Guadarrama.
'Como tengamos que suspender esta noche también, me pego un tiro', decía Dani, su cantante, pero conforme se acercaban al principado, las nubes se cerraban más, la lluvia arreciaba y sobre la luna delantera de la furgoneta se batían frenéticamente los limpiaparabrisas. Tanto, que en un momento dado su pequeño motor se quemó. 'No podemos seguir', dijo Fernando, el conductor. Desolación en el grupo, quedan muchos kilómetros para el punto de destino y dudan si llegarán a tiempo para la prueba de sonido. Pero tras unos toques y sin saber muy bien cómo, el conductor consigue hacer funcionar de nuevo las escobillas.
Oviedo les recibe gris y, sin tiempo casi de dejar en el hotel las maletas, salen escopetados a Lugones, a cinco kilómetros, una localidad de 18.000 habitantes perteneciente al concejo de Siero.
El Canto del Loco lo forman, además de la voz de Dani, el bajo de Chema, las guitarras de Iván y David y la batería de Jandro, con 29, el mayor del grupo. Los demás han nacido entre el 78 y el 80, pero los cinco quieren recordar lo que tantas veces les han contado sus padres o hermanos mayores: el mítico concierto que en 1982 ofrecieron en el Vicente Calderón sus adorados Rolling Stones, con aquella irrupción en escena de Mick Jagger entre truenos y relámpagos a los acordes del Under my thumb.
Llega el momento. No sólo no ha escampado, sino que la intensidad de la lluvia ha aumentado. Pero hay más fiereza en su concierto de Lugones que en el que ofrecieron el pasado abril en Madrid como presentación de A contracorriente, su segundo disco. Del rollo más pop-rock de Preguntas, Chica de ayer, Aquellos años locos o Traidora pasan a los ritmos alatinados de Tremendo con parada en Camilo Sesto (Vivir así). La lluvia no arredra a los asistentes, que corean todas las canciones de principio a fin, y tampoco a Dani, que se atreve a adelantarse hasta el borde del escenario donde el toldo ya no le protege.
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