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OPINIÓN DEL LECTOR
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Juzgados de Familia y menores

En el reciente seminario sobre Conflictos Familiares celebrado en San Sebastián dentro de los Cursos de Verano de la Universidad del País Vasco, se abordaron problemas y conductas que derivan de la ruptura de una pareja con hijos menores. De ellos dio cuenta este diario con una entrevista a Jean Crechez, psicoterapeuta y mediador familiar, que relata, cuando se le pregunta sobre las consecuencias que acarrea el divorcio para un hijo, algunas de conductas derivadas de esta situación. Si el menor tiene una relación normal con los dos padres, contesta, normalmente no lo acusa en exceso. El problema es cuando pierde el contacto con uno de los dos, porque no sabe lo que ocurre y vive la separación con complejo de culpa.

Algunos jueces centran su dictamen sobre los aspectos económicos y no contemplan la importancia de la continuidad de relación del hijo con ambos progenitores. Estadísticamente, es el padre el que pierde el contacto. Aunque desee no pasar por esa cirscunstancia, se ve impedido por el inactuar de la justicia, que con su lentitud permite el hecho consumado, que madre impida, si lo desea, el contacto con el progenitor no custodio.

Otra perversidad aceptada, dice Crechez, es cuando el menor se 'compromete demasiado con la escuela y sus tareas'. Se toma algo malo como bueno, el niño deja de ser niño, pasa a convertirse en adulto a la fuerza, rápidamente, tiene que hacerse responsable de algo que no tendria porqué, si la figura paterna no fuese desplazada.

No hay duda de que en el actual sistema los principales perdedores de una ruptura matrimonial contenciosa, son las hijas menores. Lo más recriminable es que con los conocimientos y medios actuales se podrían evitar muchas de estas situaciones negativas. Algunos de los jueces de familia, deberían tomar conciencia del daño que pueden provocar en inocentes que son arrastrados a un litigio del que no son responsables, pero que les afecta gravemente.

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