La persistente lluvia obliga a suspender la mayoría de los actos en el primer día de la fiesta mayor de Sants
Las fiestas de Sants comenzaron a andar de puntillas y con los paraguas abiertos. La lluvia no cesó de caer en toda la mañana y, por la tarde, persistió aguando la primera jornada de una semana de fiestas en el barrio, y dejando pasados por agua los ornamentos que se habían instalado en las calles. El silencio llenaba ayer por la tarde la mayoría de las 17 calles de Sants que sirven de escenario a una fiesta que, en ese momento, era inexistente.
La música no sonaba en la calle y las terrazas permanecían cerradas a pesar de que era el primer día de verbena. El goteo en el asfato era la única melodía que acompañaba a los pocos que se decidían a pasear bajo la lluvia. Las comisiones de fiestas de las 17 calles que participan en los festejos decidieron suspender todos los actos preparados para amenizar la tarde. Además, el agua imposibilitaba la instalación de los escenarios donde deberían actuar las orquestas por la noche. Todo quedaba así en manos del capricho meteorológico de este tormentoso mes de agosto. Si las nubes daban un respiro a los vecinos de Sants, podría haber baile durante la noche, y, a esas horas, la esperanza no se perdía. 'Queda mucha semana por delante, y aunque este primer día resulte aguado, hay que tener los ánimos arriba porque aún falta mucha fiesta por disfrutar', comentaba Francesc Mañé, presidente de la Federación de la Fiesta Mayor de Sants. Pero, aunque los ánimos sean buenos, las previsiones no lo son y anuncian más lluvia, al menos, hasta el próximo martes.
El agua acabó con gran parte de los adornos instalados para el concurso de calles
El parque Güell de cartón que habían instalado los vecinos de la plaza de La Farga para adornar su fiesta fue el más perjudicado por la lluvia y acabó prácticamente en el suelo. Los mosaicos de papel de colores, realizados por los vecinos en los últimos cinco meses, no había resistido y muchos de ellos acabaron en el suelo. Los bancos, fabricados con telas, permanecía ocultos bajo fundas de plástico. En la calle de Guadiana, un castell construido con papel y madera resistía en pie gracias también al plástico, aunque el ambiente de fiesta se había diluido y los únicos que quedaban a la intemperie era un grupo de niños que jugaban a la pelota sin importarles mojarse. Los ornamentos del grupo de calles que ocupa la zona central de la fiesta, entre el paseo de Sant Antoni y la calle de Berlín, soportaron mejor los efectos de la lluvia, aunque los ánimos de fiestas aquí permanecían igual de mojados. 'El agua, en principio, no debe afectar a los resultados del concurso de calles ornamentadas, esperemos que las comisiones puedan reparar los desperfectos antes de que el jurado dé su veredicto', aclaraba Mañé.
'Esta noche nos quedamos sin baile', comentaba una de las vecinas en la calle de Galileu mientras apretaba el paso porque la lluvia empezaba a arreciar. Mientras, en la zona más alta de la calle de Alcolea, sonaba por la megafonía la última canción de Chenoa con la intención de calentar el ambiente. Tarea inútil porque en ese momento no había nadie en la calle, pese a que a esa hora había programados juegos infantiles. Tampoco se bailaron las sardanas en la calle de Finlàndia, donde debería haber actuado la cobla Jovenívola de Sabadell para inaugurar el festival que se organiza con motivo de las fiestas. Vacío también estaba el campo de la Magòria, donde debería haber comenzado un torneo de fútbol. Las zonas de atracciones, junto al parque de la Espanya Industrial, tampoco presentaban el mejor ambiente y la mayoría de ellas permanecían cerradas. El multicine Balañá situado junto a la estación de Renfe se convertía en el mejor aliado para llenar una tarde de sábado en fiestas y sus taquillas eran las únicas colas que podían verse en este barrio empapado. Si hoy todo va bien, las habaneras sonarán en la calle de Galileu, en la de Guadiana podrán celebrar la sardinada popular y en la plaza de la Olivereta se tomará chocolate.
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