JOSÉ LUIS GUERIN Y LOS FANTASMAS DEL CINE, EN 'INNISFREE'

José Luis Guerin (1960) ha visto este mes de agosto cómo su segunda película, Innisfree, realizada hace 12 años, se reponía en los cines Verdi de Madrid y Barcelona. Es una segunda oportunidad para un filme que en su día vieron pocas personas, a pesar de que se paseó por varios festivales: 'Es esperanzador que se pueda volver a ver una película, como se vuelve a leer un libro, sobre todo estando como estamos en esta cultura del kleenex', comenta el realizador.

¿Qué supone esta reposición para alguien que dice que no vuelve a ver jamás sus películas? 'Esencialmente, es la posibilidad de que personas que se interesaron por En construcción se interesen también por una película que no vieron en su momento. Pero es verdad que me es casi imposible enfrentarme con una película del pasado. Ves a las personas que filmabas y que ya no están, porque casi todos los personajes están ahora bajo tierra. Es algo sorprendente, porque Innisfree tiene una vertiente de película de fantasmas'.

En Innisfree, Guerin rastreó las huellas que dejó en un pequeño pueblo irlandés el rodaje de El hombre tranquilo, la mítica película de John Ford. Pero no se trata de un homenaje al cineasta: 'Nunca haría una película sobre otra película o sobre un director de cine, algo emparentado con un making off o con los reportajes de los programas de cine de la televisión. Lo que sí me pareció apasionante fue que, estudiando ese pueblo y aproximándome a sus gentes, apareció el tema de la realidad y la ensoñación, la realidad y su representación', explica. 'Quería ver cómo acogía una pequeña comunidad el poso mítico de un rodaje de Hollywood, el cine como legado vivo que permanece y se traspasa de padres a hijos. Los niños recitan los diálogos de la película de la misma manera que asumen como propias las leyendas celtas y normandas, las historias del conflicto con los británicos. En cierto modo han vivido la colonización de un rodaje de Hollywood, con todo lo que conlleva de seducción, belleza y comercio. Allí, la presencia mítica y espectral de John Wayne y Maureen O'Hara poblaba los paisajes y coexistía con los vivos'.

Fue su manera de realizar una película del Oeste a finales del siglo XX: 'El pub irlandés tiene unas semejanzas enormes con el saloon y las baladas dieron pie a la música country. El Oeste e Irlanda comparten la mítica del pony salvaje, el culto al whisky. Todo ello era la mítica de mi infancia, descubrí el cine con los westerns y era una gran frustración no poder hacer uno'.