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OPINIÓN DEL LECTOR
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Verano y especulación

Aunque parezca que durante el verano no pasan cosas, la verdad es que esta época que para unos de merecido asueto se descubren a la luz pública los graves defectos cuando las cosas no se hacen bien. Hace decenios vivimos el triste espectáculo de la colza, después las catástrofes de las presas de Tour, Aznalcóllar o cualquier chapuza del día a día, como los accidentes en puntos sin señalización, los hundimientos por aluminosis y mil cosas que al final acaban sabiéndose.

El ser humano en su inmensa codicia, siempre acaba destruyendo aquello de lo que vive. Empeñados en matar la gallina de los huevos de oro, ahora le ha tocado a nuestra primera industria nacional, el turismo. El tema es muy serio y no sólo por la perdida de algunos centenares o miles de clientes, sino porque gracias a esto se están evidenciando los auténticos problemas de un sector privilegiado, que no sabe y no quiere gestionar de forma eficiente el regalo que la naturaleza y la experiencia ha puesto en sus manos.

La falta de profesionales en el sector turístico no es un hecho nuevo, también lo sufren otros sectores de actividad, pero la solución, sin ser fácil, es posible. Especialmente en el momento actual, porque la mundialización de la economía y la posibilidad de adquirir conocimientos de todo tipo no está ligada ni al tiempo ni al espacio. Hoy es posible aprender prácticamente todo y desde cualquier ámbito.

No hay duda que una empresa vale exactamente lo que valen las competencias de sus personas, mucho más cuando no se venden tangibles y son los servicios, como en el caso del turismo, los que son objeto del mercado.

Probablemente, la enorme credibilidad acumulada en los últimos 50 años por los empresarios turísticos les proporcionan aún un cierto crédito a corto plazo para mantener a sus clientes, pero más les valdrá que no se descuiden, que inicien campañas de desagravio para turistas insatisfechos, que gradúen bien sus ofertas y contraten donde puedan a gente que les guste servir a los demás sin importar la raza, origen o idioma, porque, en comunicación, más del 70% es no verbal.

En cuanto a los políticos, preocúpense de verdad de servir a la comunidad, protejan los derechos de todos, ejerzan auténtico control sobre empresarios especuladores de temporada, que sólo sirven para arrancar unos euros al cliente y desaparecer al otro año sin tributar ni dejar otra secuela que la depredación.

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