Caddie
Como valenciana y madre que soy, preocupada por el futuro de mi prole y en breve rodeada de praderas foráneas para disfrute de deportistas de élite (financiera), quiero que mi hijo sea caddie. Reconozco que no he sido un buen ejemplo, persuadiendo a mi retoño para que estudie cuando los demás hemos demostrado nuestra inteligencia votando ayuntamientos que siembran sus términos de campos de golf. Pero, si quiero un puesto de trabajo para mi hijo, que golfee. Así lo tendré cerca. Podrá elegir entre trabajar en Llíria, La Pobla de Vallbona, Náquera o Bétera; entre estos cuatro municipios tan próximos se darán con (he dicho con) las pelotas entre ellos. ¡Vamos a tener cinco campos de golf! Además, moviéndose en un ambiente tan selecto, aprenderá mucho. Si goza de un estómago sin remilgos, que se haga político. Medrará. Y sin problemas de ideologías. Aunque, puestas a soñar, y ya que vivimos en el paraíso de la LRAU, que se haga promotor. Será dueño y señor de todo. En fin. Delirios de madre. Pero, por favor, que no le dé por trabajar para el medio ambiente. No soportaría verlo fracasar.
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