Una reaparición pavorosa
Me ha parecido leer en El Periódico de Catalunya que el ministro de Ciencia y Tecnología existe. Lo cual resulta toda una novedad, pues yo creía, por la falta de informaciones en torno a su persona, que Josep Piqué permanecía cerrado en agosto. Y es que este mes, lo vengo diciendo repetidamente, es muy engañoso. En mi propio barrio hay abiertos bares, emporios fármacos y estancos. Aprovecho para decirles que hoy cumplo tres meses sin fumar. Estoy limpia.
Así que Piqué ha regresado aunque, como he advertido al principio, es posible que mi mente haya creado la alucinación. O no. Están abiertos también el Pentágono y la CIA (una vez cerró en septiembre: y ya ven); florecen los negocios hosteleros de Isabel Pantoja (pese a que su niña adoptiva canta entre copa y menú); las embajadas de Irak continúan en activo, y eso que el mundo entero ha visto, a raíz del asalto a la de Berlín, el tipo de retratos del líder carismático que tienen que colgar, onda entre Julio Romero de Torres y Macarrón.
De cómo la cronista, heroica ex fumadora, tiene que huir de todo lo que está abierto, incluido el ministro de Ciencia y Tecnología, y refugiarse en una web argentina que trata con la realidad y no con el Emporio Armani.
Si todo ello sucede en agosto y sólo han desaparecido quienes trabajan manipulando los equipajes en el aeropuerto de El Prat (luego se extrañan de que aumente en Barcelona el turismo de mochila), ¿no puede un ministro reaparecer? Cuando pienso en esas pobres 2.400 maletas extraviadas quién sabe cómo, quién sabe dónde. Las cosas que habrán visto.
Volviendo. Además de cuanto acabo de enumerar, están abiertos los argentinos. Y hablo de abrir en el sentido más hermoso de la palabra, y de argentinos en su acepción más cabal. Claro que, allí, agosto significa invierno, pero la vitalidad con que muchos argentinos han sabido reaccionar ante la desgracia que otros fabricaron para su país carece de fecha de caducidad y tiene estos días una representación espléndida en el Foro Social Temático que se desarrolla, en Buenos Aires, entre hoy y el próximo domingo.
Su lema: 'La crisis del modelo neoliberal en la Argentina y los desafíos para el movimiento global'. Uno de sus talleres tiene un título prometedor: 'Comunicación Contra-Hegemónica: Periodismo Militante', y convoca a todos los periodistas que puedan realizar una aportación para 'romper con el cerco informativo desde una experiencia concreta de trabajo'.
De la celebración de este Foro me he enterado pinchando www.lavaca.org, que es un extraordinario ejemplo de periodismo contra-hegemónico debido a la inteligencia de cuatro profesionales con unas trayectorias respectivas de quitarse el sombrero: Claudia Acuña, Patricia Rojas, Judith Gociol y Diego Rosemberg. Sus envidiables currículos profesionales y premios obtenidos no les han aletargado ni el instinto ni la sensibilidad. Para saber qué ocurre en ese querido país, en donde 'la realidad es tan cruel que Víctor Hugo haría culebrones para consolarnos' (me lo escribió Claudia, que es amiga mía, días atrás), yo pincho la dirección en Internet de esa 'empresa de productos periodísticos'.
Porque lo de ir a la prensa hegemónica es de una irrealidad que da grima: pinché La Nación y me encontré con que Emporio Armani había abierto nueva tienda en Buenos Aires, más un reportaje sobre 'Comer bien, vivir mejor', que hablaba de los peligros de una alimentación desordenada, el exceso de colesterol y todo eso que tanto preocupa a los argentinos que luchan hoy contra la miseria, y que son mayoría.
A tenor de sus declaraciones como reaparecido, Piqué bien podría ser ministro de finanzas del Gobierno argentino, e infundir seguridades a los bancos españoles que operan allí sin anestesia. Pues muestra, en su calidad de sujetador de doble cartera (nada por aquí, nada por allá), predisposiciones mágicas. Como ministro de ambas, afirma sentirse satisfecho por la decisión de la Comisión Europea de remitir a las autoridades españolas el expediente de fusión de las plataformas de televisión digital. Pero de repente le sale su ego científico, y añade que esa fusión debe garantizar que ni el fútbol ni 'el cine de Hollywood' deben quedar en monopolio. Ni Álvarez Cascos se atrevió a socializar Independence Day.
Júrenme que se trata de un espejismo, fabricado por Philip Morris para que baje la guardia en mi cumple-trimestre y vuelva a hacerme marlboróloga como el vaquero del anuncio que se les murió.
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