Carmen Elías se sumerge en el delicado mundo de Chéjov como protagonista de 'La gaviota'
La gaviota, de Antón Chéjov, se estrenará el próximo mes de septiembre en el teatro Albéniz, de Madrid. Es el próximo espectáculo que el Teatro de la Danza pone en pie, y presenta un reparto sólido. En el proyecto van a participar Carmen Elías, Jordi Dauder, Juan Antonio Quintana, Marta Fernández Muro, Pedro Casablanc, Roberto Enríquez, Silvia Abascal, Sergio Otegui, Goizalde Núñez y Chema Mazo.
Los responsables de la obra han tardado casi dos años en conseguir reunir a los actores. 'No se trataba de conseguir un reparto de estrellas, sino un conjunto de actores con la técnica, la sensibilidad y el prestigio para enfrentarse a estos complicados personajes', apunta la directora, Amelia Ochandiano. Cree que lo más difícil que existe hoy en el teatro español es 'poder encontrar un reparto digno, ya que los actores siempre están involucrados en otros proyectos televisivos o cinematográficos. A ello hay que añadir el que para conseguir cuadrar los horarios de ensayos hay que hacer encaje de bolillos'.
Para Carmen Elías, este trabajo tiene un significado especial. En el proyecto que ahora se prepara interpreta el personaje principal de la obra, Arkadina, una madura y reconocida actriz, pero hace años fue, bajo las órdenes de Herman Bonnin, Nina, el joven personaje de La gaviota que en esta ocasión aborda Silvia Abascal, cuyo papel supone el debú teatral de esta joven actriz, que inició una meteórica carrera cinematográfica a raíz de su participación en la serie de televisión Pepa y Pepe.
Amelia Ochandiano se incorporó al Teatro de la Danza en 1980, pero al margen de su trabajo de actriz siempre ha codirigido o se ha limitado a ser ayudante de dirección, hasta ahora, que ha asumido en solitario la puesta en escena de La gaviota. 'Es un texto que me apasiona desde hace años. Es un clásico por su peso y maestría, pero sobre todo por su vigencia y su frescura. El amor, la frustración, el arte, la vocación, la fama, los celos y la muerte son algunos de los elementos que maneja Chéjov para acercarnos a este grupo maravilloso de personajes', señala la directora.
La historia, que transcurre en la hacienda rusa de Sorin a finales del siglo XIX, ha sido enfocada por Ochandiano con ritmo, intensidad y frescura: 'Hay que despojar a nuestro autor de esa especie de pátina de excesiva seriedad. Chéjov es directo y sincero, y así hay que enfrentarse a él'.
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