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Reportaje:

Los espectadores de la nada

La ex 'chica Playboy' Anne Nicole Smith protagoniza un 'reality' mientras pleitea por la herencia de su multimillonario marido

Enric González

El género de la telebasura ha alcanzado, en Estados Unidos, las más altas cumbres de la miseria, y ha dado un paso al frente. El show de Anne Nicole Smith supera, en estulticia, vacuidad y horror, todo lo visto hasta ahora. El canal por cable E! lleva cuatro semanas ofreciendo fragmentos seleccionados de la vida cotidiana de la ex modelo de Playboy, en la actualidad con muchísimos más kilos de los que caben en dicha revista, y la primera pregunta que uno se hace es la formulada por el crítico televisivo de The Washington Post: '¿Pero quién mira eso?'.

El que espere algún tipo de belleza, moral o física, queda decepcionado al primer minuto. Smith, que aún pleitea para conseguir la fortuna de su viejo, efímero y difunto esposo multimillonario, disfruta de momento de un buen pasar (flotilla de Mercedes y BMW, mansión en Los Ángeles) y entretiene gran parte del tiempo engullendo comida. El argumento de la emisión del pasado domingo, por ejemplo, se centró en un concurso organizado por Smith y su tropa (el abogado, la asistenta y el hijo) en un restaurante italiano, para ver quién comía más. Los momentos culminantes fueron un vómito y unos cuantos exabruptos de la 'estrella'.

Los secundarios que rodean a Smith tratan de no desmerecer. El abogado, Howard Stern, es en realidad el chico-para-todo; se ocupa de adquirir los muebles más horteras que puede hallar en Los Ángeles para el dormitorio de la diva, paga facturas y aguanta broncas. La asistenta, Kim Walther, reboza en maquillaje a su jefa, le compone la ropa cuando las carnes amenazan desbordamiento y se somete a sus caprichos. Acompaña a Smith a la casa de tatuajes donde estampan en las piernas de la 'estrella' una abigarrada composición de Cristos dolientes, vírgenes con niño y otras imágenes sacras, mezcladas con otras absolutamente mundanas.

Durante una de las sesiones, Smith hizo que la asistenta se tatuara 'Anne Nicole Smith' en un brazo y que se colocara un piercing en la lengua. La diva no soporta negativas a sus caprichos: la menor insatisfacción desata pataletas incontenibles, que E! emite gozosamente íntegras, aunque desde el segundo programa cubre con un pitido las palabras más gruesas.

El cuarto en discordia es el hijo, Daniel, de 16 años. Un muchacho discreto, capaz de sufrir en silencio, cuya frase preferida, casi única, es 'mejor me marcho a mi habitación'. La audiencia debe identificarse mucho con él. Completan el casting Bobby Trendy, un decorador amanerado hasta lo imposible, y Sugar Pie, el perrito de Smith, adicto al Prozac y a los calmantes en general.

Audiencia a la baja

En su estreno, El show de Anne Nicole Smith atrajo a más de cuatro millones de espectadores, una cantidad importante dentro de los canales minoritarios. A la semana siguiente fueron algo más de tres. El pasado domingo a las 10 de la noche, casi dos millones contemplaron la cuarta entrega. La audiencia baja, pero es aún asombrosa. Este corresponsal se sentó frente al televisor por obligación. ¿Y los otros? E! debería localizar a esos casi dos millones de personas de gusto peculiar y tendría materia, sin duda, para casi dos millones de programas, todos ellos mejores que el de Anne Nicole Smith.

El canal asegura que el programa, definido como 'lo más escandaloso en televisión', es 'un éxito', y piensa seguir emitiéndolo.

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