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Reportaje:

Viajes a prueba de enfermedades

El hospital General de Valencia ofrece un servicio de atención al viajero para informar de las enfermedades que puede sufrir y las medidas de protección a tomar

'¿Qué medicamentos me llevo?'. Inma Valero y Magdalena García, las doctoras que coordinan el servicio de información al viajero del hospital General de Valencia, y el jefe de la unidad de infecciosos, Enrique Ortega, están acostumbrados a escuchar esta pregunta a las personas que antes de emprender un viaje se dirigen al centro a pedir consejo. Lo que no es tan frecuente es recibir una llamada de teléfono de un turista instantes antes de embarcar en el avión con el que iba a emprender un viaje al trópico, para pedir ayuda. A Valero aún se le escapa una sonrisa cuando recuerda a este intrépido viajero. Rápidamente, le comentaron los medicamentos imprescindibles que debía llevar consigo, lo que le permitió hacerse con un botiquín de urgencia en la farmacia del aeropuerto a base de analgésicos suaves, material de cura, repelentes contra insectos o antidiarreicos, entre otros.

Lo más conveniente es acudir al servicio mes y medio antes del viaje para medicarse
En el trópico es imprescindible armarse de un buen repelente contra los mosquitos

Este caso es una situación extrema y nada recomendable. Lo más conveniente es acudir al servicio mes y medio antes del viaje, para dar tiempo a que vacunas, como la de la poliomelitis -recomendada para zonas de África, la Republica Dominicana, y también en Centroamérica y del Sur-, surtan efecto. La cita es telefónica, y una vez en la consulta, en función de la ruta y de las condiciones del viajero -edad, antecedentes, vacunaciones anteriores, perfil médico- las dos médicos que trabajan en la unidad aconsejan al futuro turista.

Las zonas con más problemas se concentran en las áreas tropicales y los principales peligros se llaman malaria, dengue, o fiebre amarilla. La malaria -o paludismo- es una enfermedad frente a la que la medicación protege al 99%, aunque no tiene vacuna. En esto se parece el dengue, enfermedad con la que también comparte vía de contagio: un mosquito presente en el medio rural y el urbano. Por ello, es imprescindible armarse de un buen repelente que contenga en su composición deet (dietilmetiltoluamida) para hacerles frente. Y no sólo para embadurnar el cuerpo, sino también mosquiteras y otros protectores. El dengue tiene un problema añadido, y es que el primer contagio puede pasar inadvertido, lo que convierte en mucho más peligroso al segundo, ya que puede ser hemorrágico; diagnosticarlo a tiempo es clave.

De ahí la importancia de conocer los riesgos a los que se enfrentan los turistas, que también han de protegerse de la fiebre amarilla -transmitida por un mosquito aunque contra ella sí hay vacuna- ,la hepatitis A o el sarampión. Además, deben respetarse otras medidas preventivas más generales como la de beber únicamente agua embotellada -también para lavarse los dientes- o pelar la fruta uno mismo y asegurarse de que los alimentos están bien cocinados.

Valero recuerda otro caso en el que después de advertir de los peligros que corrían a una pareja que había contratado ya un viaje a Zanzíbar, ante la imposibilidad de cumplir con los tratamientos, decidieron posponer las vacaciones para que les diera tiempo a vacunarse y tomar las medidas profilácticas adecuadas. 'No pretendemos amargar el viaje a nadie, simplemente queremos que sepan a los peligros reales a los que se enfrentan', dice Valero.

La médico admite que es frecuente que los viajeros pongan mala cara al conocer los tratamientos. Puede que una vacuna o la medicación sea molesta, pero 'lo que realmente te fastidia el viaje es enfermar o cambiar el hotel por el hospital'. Y eso es lo que evitan con sus consejos.

Este servicio, junto a la unidad de infecciosos, en el que se enmarca, sirve también de unidad de referencia ante enfermedades tropicales que puedan surgir entre los residentes de la Comunidad. El aumento de viajes ha incrementado la incidencia de estas enfermedades, que son difíciles de detectar ya que en los centros de salud y hospitales no se suele caer en la cuenta de que los síntomas que presentan los pacientes se deban a dolencias ya erradicadas en la Comunidad. En todo caso, este aumento de enfermedades no tiene nada que ver con la llegada de inmigrantes, como destaca Enrique Ortega, ya que al margen de que suelen ser dolencias que no se contagian por el contacto humano, los extranjeros que vienen 'son los más fuertes', por lo que presentan, en gran parte, un estado más saludable que la población autóctona.

El equipo médico de información al viajero del hospital General de Valencia.
El equipo médico de información al viajero del hospital General de Valencia.TANIA CASTRO

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