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'He mejorado la salida y el viraje'

Habla por los codos Nina Yivanéskaia. Se ríe a carcajadas. No rehúye ninguna pregunta. Y ahora, a sus 25 años, esta rusa nacionalizada española en 1999 ha vuelto a la cima de la natación cuando nadie lo esperaba -fue oro en los 50 metros espalda y plata en los 200 en los recientes Campeonatos de Europa, en Berlín- después de dos años de un gran bajón. Este fin de semana también ha arrasado en los Nacionales, disputados en Valencia, donde estuvo acompañada por su marido, Francisco Medina, presente también en la conversación.

Pregunta. ¿Le fastidió perder la final de su prueba favorita, los 100 metros, ante una rival de 16 años, la rusa Stanislava Komarova?

Respuesta. Estoy muy satisfecha de Berlín. En los 50 metros estuve fantástica y en los 200 me acerqué a mi mejor marca, lo que no es nada fácil después de dos años. En los 100 me puse nerviosa. Empecé con mucha frecuencia y eso me perjudicó después.

'Sabemos que hay dopaje. Pero, mientras no lo pillen, no se puede decir nada'
'Creo que, con el nivel que tengo, debería cobrar mucho más, Pero la natación es 'amateur'
'Para la espalda debes tener sensaciones muy buenas porque no ves lo que haces'

P. ¿Pero no le duele perder ante una niña?

R. Hay jóvenes que vienen con fuerza y te pueden ganar. Pero algunas no duran mucho, como la rumana Diana Mocanu , que ha ganado Juegos Olímpicos y no ha entrado ni en la final [de Berlín]. En dos años va a desaparecer. No vale la pena preocuparse. En una carrera deportiva tiene que haber una progresión: no puedes venir con 16 años y ganar unos Juegos. Es muy fácil ganar. Lo más difícil es mantenerse. Komarova está nadando muy bien. Tiene buena técnica. No es como Mocanu, que se le ve que la masa muscular es artificial, que no tiene talento, que es pequeñita, gordita..., y que se puede pensar que está dopándose.

P. ¿Existe dopaje en la natación rusa?

R. Cuando yo estuve, existía. Creo que todavía existe. Es igual que en otros países. Sabemos que existe, pero hasta que les pillen no podemos decir nada.

P. ¿Y aquí, en España?

R. Aquí no tenemos tantos nadadores de alto nivel. Las sospechas siempre llegan cuando alguien gana medallas. Si aquí estuviera dopándose la gente, se ganarían muchísimos oros. Está claro que todos tenemos ayuda: es que es imposible entrenarse sin vitaminas, proteínas... Eso no es ningún dopaje. Pero en los Juegos Olímpicos siempre pasa igual: llega una joven, te jode, perdón por la palabra, y después de un año desaparece. [Interviene Francisco Medina, que explica: 'Nada más llegar en avión a Berlín, lo primero que hizo Nina fue pasar un control de sangre y otro de orina. Desde abril se hacen controles de sangre. Eso está muy bien. ¿Cuántos controles pasa hasta los 15 años una de estas crías de 16? Ninguno. ¿Qué tiempo necesita un atleta para quedar limpio? Seis meses. Hasta cinco meses antes de la competición puede haber estado tomando esta cría cualquier cosa'].

P. Pero usted dio positivo en los Juegos Olímpicos de Atlanta 96.

R. Fue un malentendido de la federación rusa y la FINA [Federación Internacional de Natación]. Tres meses antes, Rusia mandó a la FINA los productos que tomábamos y ellos los aceptaron. Pero luego, un mes antes, la FINA envió otro papel en el que aparecía un producto que estábamos tomando y nosotros no nos enteramos de ello. Y, al final, di positivo.

P. Usted se estancó después de los Juegos de Sydney.

R. Sí. Después de unos Juegos baja la motivación. Te relajas un poco. No te entrenas tan fuerte.

P. ¿Y no le perjudicó el negarse a salir de Torremolinos para entrenarse?

R. No, porque estoy mejor en mi casa. Me siento muy cómoda. Pedí [a la federación] un entrenador que me pudiera ayudar y venir a Torremolinos a estar conmigo. Y ha venido Carlos Carnero.

P. ¿Cómo es un día normal?

R. Me entreno dos horas por la mañana, como, duermo, hago otras dos horas de entrenamiento y una de gimnasio. Ahora he trabajado mucho la salida, la técnica. Los virajes los tenía bastante mal y he mejorado.

P. ¿Antepone la familia a su carrera?

R. Sí. Pienso tener hijos y no es necesario que deje de nadar. Puedo dejarlo un año y volver.

P. ¿Qué recuerda de su estancia en Argelia?

R. Estuve con mis padres, que trabajaban allí. Tenía diez años y aprendí a nadar en el Mediterráneo, con las gafas y el tubo e intentando bucear, mirando a los peces. Un amigo de mi padre le dijo que yo, con la espalda tan ancha, tendría talento para nadar. Y mi padre me inscribió en un cursillo cuando volvimos a Rusia, a Samara, a 1.400 kilómetros al sureste de Moscú. Empecé a los ocho años.

P. Y a los doce ganó su primer campeonato absoluto. ¿No era una niña?

R. Sí, pero en aquellos momentos el nivel de la espalda en Rusia era muy bajo.

P. Su padre es un eminente neurocirujano, y su madre, anestesista. ¿Qué educación tuvo?

R. Yo era hija única y toda la atención me la llevaba yo. Fui a un colegio normal, pero mi madre me ayudó muchísimo a estudiar porque estaba muy cansada después del entrenamiento. Entrenándome dos veces al día, no podía llevar la escuela como los demás niños. Tenían bastante disciplina conmigo. Y también mi primer entrenador fue bastante duro. Mis padres viven ahora aquí en España, en Torremolinos.

P. ¿Qué contactos mantiene con Rusia?

R. Ninguno. Tenía a mis abuelos, pero ahora ya no.

P. ¿Ha seguido estudiando?

R. Cuando vine a España, me quedaban dos años para terminar la carrera y la acabé aquí. Primero los estudios de entrenadora deportivo de natación y después Empresariales, en la universidad.

P. En 1996 conoció a su marido, que era monitor de un hotel de Torremolinos, donde usted veraneaba. ¿Cómo fue ese encuentro?

R. No lo sé. No estaba pensando ir a España y buscar a alguien. Quería olvidarme del mal rato que pasé en Atlanta, que no me salió bien. Y él estaba trabajando allí. Nos conocimos y empezamos a hablar. Y, cuando volví a Rusia, empezamos a escribirnos. Lo conocí en agosto y en marzo ya estaba viviendo en España. Antes, en diciembre, él vino a Rusia a pedir a mis padres mi mano.

P. ¿Cambió mucho su vida?

R. Sí, porque se nota mucho la diferencia. Hace dos años que no voy a Rusia. . En Rusia sí pueden vivir así, Francis -replica Nina a su marido-; no muy bien, pero sí pueden. No intentes comparar Rusia con España.

P. En Rusia ya había conseguido éxitos internacionales.

R. Sí. Plata en los Mundiales de Roma 94, bronce en los relevos en los Juegos de Barcelona 92 y plata en los Europeos de Sheffield 93.

P. ¿Y a quién le dedicó los éxitos de Berlín?

R. A mis padres, a mi marido, a Carnero y a Cecil Rusell, un gran amigo nuestro estadounidense y entrenador.

P. ¿Por qué eligió la especialidad de espalda?

R. El entrenador la eligió por mí. Aparte de una buena espalda, tienes que tener sensaciones muy buenas porque es el único estilo en el que tú no ves qué haces. Tienes que tener los ojos detrás. En las otras especialidades puedes corregir los errores técnicos porque los ves; en espalda, no. Tienes que tener un sexto sentido. Nuestras únicas referencias son las banderas de cinco metros antes del viraje y la experiencia de cada uno.

P. ¿Qué edad es la ideal para una nadadora?

R. De los 18 a los 22 años. Con 25, puedes mantenerte, pero es casi imposible hacer grandes cosas. Yo tengo mérito porque casi he mejorado mis marcas. He sabido dosificarme. Nadie esperaba que iba a hacer tan buenas marcas en Berlín.

P. ¿Sus 1,66 metros de estatura han sido un inconveniente?

R. Sí, sobre todo en los 50 metros, donde se nota más la altura y la longitud de los brazos.

P. ¿Cómo se define físicamente?

R. No tengo mucha masa muscular. Trabajo mucho en el gimnasio, pero no me puedo comparar con otras nadadoras de primer nivel. Yo soy bastante fibrosa y llevo un entrenamiento fuerte, no por metros, sino por intensidad. Soy flexible y floto mucho.

P. ¿Qué odia de su profesión?

R. Saltar al agua por la mañana temprano. Estás calentita en la cama y meterte en el agua fría... Lo que más me gusta es competir.

P. ¿Se siente bien pagada?

R. Creo que con el nivel que tengo debería cobrar mucho más. Pero la natación es amateur y no podemos tener muchos patrocinadores. Tengo la beca ADO A .

P. ¿Por qué las competiciones de natación no son populares en España?

R. Porque el fútbol se lo come todo, aunque todas las piscinas de la Costa del Sol están llenas y los cursillos a tope, no sólo con gente joven. También nos perjudica el hecho de no tener mucho nivel en la natación española.

P. ¿De la cultura española qué es lo más le gusta?

R. La comida, el clima y la gente.

P. ¿Y lo que menos?

R. La educación. Creo que es mejor la rusa. Aquí la veo poco rígida. Mi marido tiene un hijo de 14 años. Estoy viendo cómo estudia y creo que te lo dan todo demasiado fácil. No le hacen pensar.

P. Si pudiera elegir, ¿dónde viviría?

R. Si tuviera dinero, iría un par de meses al año a Montecarlo.

P. ¿Se da un baño cuando está de vacaciones?

R. Me gusta mucho bañarme y si el agua está caliente más todavía. En los últimos años vamos de vacaciones a las islas Maldivas, donde hay agua caliente.

P. ¿Qué cocina?

R. Casi todo menos paella, que ya he aprendido a hacerla, pero no la hago sola. El potaje es lo más fácil. . Puedo comer de to'.

P. ¿Con qué frecuencia lee?

R. Leo muchísimo. Puedo estar todo el día leyendo. Si encuentro libros rusos, en ruso, que es más fácil. En español leo más con más dificultad. Danielle Steel es mi escritora favorita.

P. ¿Qué hará cuando se retire?

R. Tener mi propia piscina y trabajar en ella. Llevar mi propio club de natación, enseñar a la gente joven... Pero tener tu propia piscina no es tan fácil.

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