Paro y elecciones

(...).. Hace mucho que Schröder, como el resto de los votantes, tenía muy claro que no iba a poder mantener su promesa de disminuir sustancialmente el desempleo. Pero sin duda tampoco vislumbró que precisamente en el antepenúltimo mes preelectoral fuera a tener que responder políticamente de una cifra de paro muy superior. (...) La cifra de paro de julio, la más elevada desde que accedió al cargo, es el peor punto de partida imaginable en Alemania para que un canciller opte a la reelección. (...)

El insatisfactorio balance de la política del mercado laboral de Schröder tiene muchas razones. La mayoría de ellas no se deben a esa política, como la desfavorable coyuntura, el hundimiento de la nueva economía, la inseguridad de la población activa, el retraimiento de los consumidores o la codicia de algunos comerciantes, enmascarada en la introducción del euro, codicia que ha espantado a los clientes y aniquilado puestos de trabajo. Pero Schröder también es culpable de muchas otras cosas, como canciller federal y como máximo responsable de su partido. No sólo de la burocratización legal del mundo laboral, tantas veces descrita, sino sobre todo de las razones de esa burocratización.

No cabe duda de que Schröder empezó como modernizador. (...) Sin embargo, no se ha esforzado en que su propio partido le acompañe en ese camino, o al menos no lo ha logrado. (...) Como se ha comprobado, la izquierda se ha sobreestimado vanidosamente con la leyenda de que la gente toleraría recortes más dolorosos si los imponía un Gobierno de izquierdas. (...)

Francfort, 8 de agosto