Ejemplo deportivo

No es que pretenda uno rejuvenecerse, como esos maduritos patéticos del 68 que compiten con sus nietos en asuntos tales como las camisetas de tira y las zapatillas de marca, pero corres el riesgo de perder el trabajo si no te achiquillas un poco: cualquier signo de madurez o de experiencia te sitúa ahora bajo sospecha de inutilidad para entender este tiempo. Por eso, ya no sabes si optar por el sano modo de rejuvenecer de Aznar, compitiendo con éxito en carreras con la muchachada, o dedicarte a empinar el codo en la calle, que es una forma menos ejemplar de ponerte al día. Pero en Madrid, si te descuidas, no te dejan seguir ni el bueno ni el mal ejemplo. Para hacerte un pibe como el presidente necesitas de la fortaleza y la disciplina que da entender el mundo de determinada manera, además de una dosis de autoestima que no sé si te devuelve un buen psiquiatra; y por supuesto, tiempo para entrenarte, amplios jardines donde correr y disponibilidad económica para pagar un entrenador que haga milagros.

Lo de la bebida en la calle, en cambio, queda más al alcance de todos, y en la Organización Mundial de la Salud están convencidos, según acabo de leer, que una cerveza hace más daño que un porro de marihuana, de modo que no se sabe si lo que hay que hacer es cambiar la caña por el canuto o acudir al polideportivo más cercano para que, con menos tiempo y más modestia que el presidente, lo pongan a uno en forma. La ley seca de Gallardón, que acaba de entrar en vigencia, ayuda mucho a la elección, sobre todo si no te van las terrazas de pijos ni soportas el olor a fritangas y los ruidos de tiovivos de las fiestas patronales, que son las excepciones previstas, entre el negociete y el casticismo, para dar un respiro a la norma. Lo que pasa es que si vives en el mismísimo centro, el polideportivo es inexistente y lejano, y si vives en Pan Bendito, por ejemplo, ha quedado convertido en basurero y en sus alrededores compiten en carrera los coches robados y se cambian la droga por cromos. Y menos mal que Trinidad Jiménez se pasea por esos lugares de Madrid, que le eran desconocidos, y por eso sabemos lo que pasa, que si no, se va uno a Pan Bendito a hacer deporte y vuelve sin costillas. Lo curioso es que los vecinos laicos de la zona, más los católicos y los evangelistas, juntos, en plan ecuménico, le exijan a la candidata del PSOE un plan contra la marginalidad y la delincuencia, que incluye el arreglo del polideportivo, como si ya fuera la alcaldesa. Y no me extraña: también el alcalde se va en julio de vacaciones, como si ya no fuera alcalde. Pero no se ha ido sin destituir antes al gerente de Deportes, y no sé yo si no lo habrá cesado por haberle hecho la competencia a la concejalía que se ocupa de las basuras, mientras se desentendía de las canchas, que era lo suyo, e inauguraba vertederos.

Yo tenía por ingenuos de remate a los que en el intento de defender a los jóvenes en su ruidosa afición al botellón reclamaban el funcionamiento nocturno de las infraestructuras culturales y deportivas, como esas saunas eróticas que no cierran, pero ahora que sé que hay polideportivos convertidos en basureros tengo un motivo más para comprender que la juventud se dé a la bebida, no por la bebida misma, tan insana, sino por sustituir carencias deportivas. Y más que se van a dar al botellón: ¿cómo si no conseguirán ahogar la frustración que les genere ver a unos chavales como ellos correr con el mismísimo presidente del Gobierno, en sede presidencial que se dice, hecho un chaval el líder, y que cuando vayan ellos a seguir ese ejemplo resulte que las pistas municipales estén hechas un lazareto? No tiene más remedio nuestro regidor en declive que reconocer una cierta falta de coordinación del PP en el ejercicio de su pedagogía juvenil. Y es posible que recrimine a Aznar, y con razón, que no le avisara con tiempo de la decisión de proyectar su ejemplo deportivo en las juventudes de España con el fin de que en Madrid estuviera todo a punto para seguir su ejemplo. Y como no pudo destituir a Aznar por falta de comunicación, ha decidido cesar a su gerente de Deportes. Es el principio de una nueva política encaminada a cuidarnos, facilitándonos la gimnasia y retirándonos la bebida, no sólo para lograr la candidatura olímpica, sino para evitar que la Comunidad tenga que seguir subiendo el precio de la gasolina para atender ambulatorios y que los concejales del PP caigan en la tentación de entrar en el negocio funerario y acaben ante el juez por traficar con muertos.