'En la costa se vende todo'
Bienvenido Saún (45 años), se incorporó en enero de 2000 como director de Caja Madrid en la Comunidad y Murcia. La red territorial ha dado desde entonces un vuelco en su línea de negocio reorientándolo hacia el inmobiliario. 'Tenemos un nombre en el mercado hipotecario', asegura. Caja Madrid trasladará en otoño su sede territorial de la plaza de la Reina a la calle de Pintor Sorolla de Valencia, cambio en el que ha invertido 2,4 millones de euros.
Pregunta. Con unos tipos de interés bajos, venderán ustedes muchas hipotecas.
Respuesta. Se venden porque hay muchas en el mercado. La gente prefiere comprar que alquilar y, además, somos el doble de productivos que otros en el sector hipotecario porque nos hemos especializado en este producto. Cada oficina vende como mínimo cuatro hipotecas, según esos datos.
'Una persona, aunque le vaya mal, lo último que deja de pagar es la hipoteca'
P. ¿Cómo está la batalla por el negocio entre bancos y cajas?
R. Todos vamos a todo, pero a nosotros como tema estratégico nos interesa el negocio hipotecario y el de particulares. Tiene un sentido: preservar al máximo la sanidad de la entidad porque con este negocio hay pocas posibilidades de impago. Tenemos una banca de pret a porter, con 100 puntos de venta aquí y 17 en Murcia. La estructura de nuestro negocio valenciano se lo reparten las pymes en un 23%, particulares en un 42% y promotores en un 36%. El resto es sector público. En Murcia los porcentajes son 27%, 37% y 22%.
P. Una fórmula segura para crecer hace años era tener una oficina en cada esquina. ¿Cuál es su política de aperturas?
R. Teníamos prevista la apertura de unas 120. En 1990 la caja comienza a abrir oficinas en esta zona y en poco más de siete años tenía 40 sucursales. Al comprar el Banco de Crédito y Ahorro (BCA) nos dimos cuenta de que no valía la pena mantener dos marcas y decidimos integrarlas. El BCA añadió 40 oficinas y cuando yo llegué a la dirección teníamos unas 85 sucursales. Teníamos claro que debíamos expandirnos en determinadas poblaciones de más de 25.000 habitantes y lo hemos hecho. Ahora son 117 en la Comunidad y Murcia. También hay que tener en cuenta la alianza con Mapfre en 1999, que nos permitió ampliar puntos de venta de productos financieros. Con el intercambio, tenemos 362 puntos de venta, directos o indirectos.
P. ¿Está muy blindado el mercado financiero valenciano?
R. Es una barbaridad. En comparación con otros mercados como el francés o el inglés, el español es de los más saturados y más competitivos. Recuerdo un artículo en una publicación económica donde se decía que en Nueva York había por cada oficina bancaria unos 12.000 clientes. En cambio en Palafrugell (Girona), la ratio es de 700 clientes por oficina. En Valencia no llegaremos al millar de clientes por sucursal. Hay un índice de competencia que con redes tan extensas como las nuestras difícilmente puede entrar una entidad a competir. Una oficina cuesta de media de 30 a 50 millones de euros, luego los equipos informáticos y estar al día; todo eso vale un dineral y las entidades grandes pueden repercutirlo, pero las más pequeñas lo tienen más difícil.
P. ¿Cómo ve el sector inmobiliario?
R. Bien. Los que son promotores de experiencia van con cuidado; que si la burbuja inmobiliaria, que si la Bolsa cae, que si hay crisis o no..., pero la gente sigue comprando. Lo que pasa es que el sector promotor es más cauto, pero el negocio va perfectamente. Donde no se nota nada es en la costa. Se vende todo.
P. ¿No temen una excesiva concentración del riesgo?
R. El índice de morosidad lo tenemos en niveles de mercado, y en el hipotecario es aún más bajo. Cuando llegué aquí la caja tenía un peso excesivo en pymes y lo hemos cambiado. Una persona, aunque le vaya mal, lo último que deja de pagar es la hipoteca.
P. Hace unos años, la Generalitat barajó que las cajas destinasen a obra social un porcentaje del volumen de negocio que tienen en esta Comunidad. ¿Cuánto destina Caja Madrid ?
R. En 1997, nuestra obra social en la Comunidad ascendía a 140.000 euros y en 2001 había crecido hasta los 2,4 millones de euros, aproximadamente un 3% del presupuesto de la Fundación Caja Madrid.
