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Crónica:Ciencia recreativa / 2 | GENTE
Crónica
Texto informativo con interpretación

LO MEJOR DE DOS SEXOS

Javier Sampedro

Alguien debería compilar un catálogo de los chistes que se han hecho sobre la estupidez del sexo opuesto: debe de haber miles, y cada semana salen cuatro nuevos. Mi preferido es de Golden Eye, una de las últimas películas de James Bond. Un general del Ejército británico le dice a la jefa del servicio secreto:

-Las mujeres no sirven para hacer la guerra. No tienen huevos.

-Cierto -responde la jefa-. Pero gracias a eso no tenemos que pensar con ellos.

El general, por supuesto, no entendió el chiste, pero lo cierto es que la jefa de 007 no iba del todo desencaminada con su dardo. La psicología experimental y la neurobiología han mostrado que los hombres son inferiores a las mujeres en ciertas funciones intelectuales. Y los culpables, en efecto, son los testículos, que entre otras cosas segregan una popular hormona (la testosterona) que afecta al desarrollo y a la función del cerebro, y no siempre de la mejor de las maneras. Si es usted un hombre, tal vez sea mejor que no siga leyendo.

La mayoría de los efectos de la testosterona sobre el cerebro del varón ocurren cerca del momento del nacimiento, pero provocan alteraciones estables de los circuitos neuronales. Es decir, que el cerebro se vuelve macho al nacer el niño, y permanece macho el resto de su vida. Las redes cerebrales masculinizadas por la testosterona son las responsables de que los hombres sean en promedio más agresivos que las mujeres. Y también de que manejen peor algunos aspectos del lenguaje. Por ejemplo, los hombres sacan peores puntuaciones que las mujeres en cualquier prueba que les pida reproducir una serie de palabras oídas o leídas un rato antes. Jamás debería un hombre cabal desafiar a una mujer a uno de esos juegos en que hay que encontrar muchas palabras que empiecen por tal o cual letra: perderá casi siempre. Los machos de nuestra especie son también bastante malos señalando qué dos objetos son idénticos de entre un conjunto de objetos muy parecidos, o adivinando si las llaves han cambiado de lugar en una mesa abarrotada de cosas, y tampoco salen muy bien parados (en promedio) en las pruebas de cálculo mental. La psicóloga Doreen Kimura acaba de publicar una magnífica revisión de estos resultados en el último número de la colección 'Temas' de la revista Investigación y Ciencia, dedicado a la consciencia. Lo más sangrante es que todas esas torpezas masculinas son culpa de la testosterona que segregan sus testículos. Triste virilidad.

Bien. Ahora que no quedará ni un hombre leyendo este artículo, debo confesar a las chicas que he jugado sucio. Porque hay otra serie de tareas en las que los hombres superan en promedio a las mujeres. No me refiero sólo a la capacidad para engullir partidos de fútbol, sino, por ejemplo, a tirar proyectiles contra un blanco móvil, o rotar mentalmente un objeto retorcido. No estoy seguro de que esto suponga un gran consuelo -¿de qué sirve rotar mentalmente un objeto si en primer lugar no hemos podido encontrarlo?-, pero, en fin, las cosas como son.

Las hormonas femeninas por excelencia, los estrógenos, también tienen efectos sobre el desarrollo y la función del cerebro femenino. Una visión ecuánime podría formularse así: la testosterona y los estrógenos segregados al nacer, o poco después, son los responsables de las diferencias que muestran hombres y mujeres en las distintas habilidades mentales. El nivel general de inteligencia, sin embargo, no depende del sexo (pese a ejemplos como el del general británico).

Una curiosidad: los hombres y las mujeres se orientan de forma distinta. El varón tiende a recordar trayectos, ángulos, geometrías. La mujer prefiere utilizar objetos peculiares: aquel edificio de ladrillo, el quiosco de la esquina, la tienda de fotocopias. Recuérdelo la próxima vez que le pregunten por una dirección. Si quien le pregunta es un hombre, dígale: la ferretería está en una paralela a esta avenida, dos manzanas a nuestra derecha y a la altura de aquella bocacalle. Si quien le pregunta es una mujer, dígale mejor: vaya hasta la farmacia de allí, y cuando vea un banco gire a la derecha hasta que llegue a la ferretería.

Y una complicación: los hombres que puntúan mejor en las pruebas de habilidad masculina (es decir, en aquéllas en que el promedio de los hombres lo hace mejor que el promedio de las mujeres, como la rotación mental de objetos) no son los que tienen más testosterona, sino los que tienen menos. A las mujeres, sin embargo, les va bien para resolver las mismas pruebas tener un poco más de testosterona de lo normal en su sexo. Es la versión sexual del viaje al centro. Malos tiempos para supermán y para la mujer-mujer.

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