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Entrevista:SERGI BRUGUERA | Jugador de tenis

'Seguro que hay dopaje en el tenis'

A los 31 años, Sergi Bruguera decidió el pasado mes de abril colgar la raqueta. El doble campeón de Roland Garros (1993 y 1994) dijo adiós tras perder frente al argentino Guillermo Cañas en el Trofeo Godó. Sin embargo, después decidió aún participar en dos competiciones, por el placer de jugar, en la playa de Luanco y, esta semana, en el Challenger de Segovia.

Pregunta. ¿Qué le decidió a dejarlo?

Respuesta. Ya no tenía más fuerza mental. Estaba muy agotado. El día a día, los viajes, los entrenamientos, todo se me hacía una montaña.

P. ¿Influyó el hecho de que no acababa de dar el salto en la clasificación mundial?

R. No. El último año lo empecé bien, pero los resultados no me acompañaron. Decidí jugar algunos challengers para habituarme a ganar. Y lo logré. Recuperé el juego, pero entonces me faltaba la ilusión y la fuerza para seguir trabajando. Decidí que había llegado el final.

'Algunos jugadores me han sorprendido por su potencia física y su velocidad'
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P. ¿Básicamente fue un problema mental?

R. Sí. Creo que me desgasté mucho mentalmente por tantos años de lesiones, de problemas, de sentir que todo te cuesta mucho más, que no logras recuperar los automatismos. Las lesiones son muy duras. Me agotaron los últimos recursos físicos.

P. Su experiencia en lesiones es amplia...

R. Sí. Me he cuidado mucho, pero me ha tocado. No soy fuerte físicamente. Soy rápido y tengo resistencia, pero fuerza no he tenido nunca.

P. ¿Cree que las lesiones le impidieron ampliar su palmarés?

R. Me impidieron tener continuidad. Me obligaron a parar y, como eran graves, dejaron secuelas. Todo esto te condiciona.

P. Sus apariciones en Wimbledon y en Australia no se prodigaron. ¿Lo lamenta ahora?

R. No. Me sorprende que ahora todos los jugadores puedan jugar todos los torneos del año con una forma física espléndida, impresionante. Yo nunca pude hacerlo, a pesar de que me preparé a conciencia. Fui incapaz de mantener todo el año una forma física tan buena. Por eso tenía que marcarme objetivos. Realizaba una larga pretemporada y, algunas veces, en enero no estaba suficientemente a punto. Por eso, cuatro años no fui a Australia. Y en Wimbledon ocurría lo mismo [sólo jugó cuatro veces]. Donde más me empleaba era en la temporada de tierra. Jugaba cada semana desde Estoril a Roland Garros. Acababa destrozado mentalmente. Y me gustaba cogerme un mes de tranquilidad. Prefería prepararme para la segunda temporada, con algo de tierra y el cemento de Estados Unidos.

P. Con su retirada y el ocaso de Sampras y Agassi se va una generación muy exclusiva. ¿Qué cree que aporta la nueva?

R. Creo que todo evoluciona hacia un tenis de fuerza. Cada vez hay menos gente con talento que haga cosas especiales. Todos juegan a piñón fijo, con fuerza. Y quien pega más fuerte es el que acaba ganando. Los jugadores son cada vez más grandes, más fuertes, las bolas también son más pesadas. Y todo eso perjudica a los tenistas de talento.

P. Su último partido en el Godó, donde anunció su retirada, lo jugó ante Cañas, que en París demostró una potencia física impresionante que creó incluso ciertas dudas. ¿Cree que existe el dopaje en el tenis?

R. Seguro. Hay dopaje en todos los deportes y en tenis también. En realidad ya ha habido varios casos de positivos en un deporte en el que el dopaje no está nada perseguido. A veces cuando ha surgido algún caso la sanción ha llegado al cabo de siete meses. Y por nandrolona sólo ha habido sanción de tres meses, en lugar de dos años. Y encima puedes pasar un análisis cada nueve meses. Seguro que hay.

P. ¿Se ha sentido impotente frente a algunos jugadores?

R. Sí. Algunas veces he jugado contra jugadores que me han sorprendido por su potencia física, su velocidad. Me quedaba un poco... Me sorprendieron.

P. ¿Qué medidas cree que deberían tomarse?

R. Cuando estaba en activo ya hablé de todas estas cosas con los dirigentes del circuito. Creo que deberían realizarse controles más regulares sobre todos los jugadores y, sobre todo, que los resultados se hicieran públicos. No entiendo este secretismo.

P. Le tocó codearse con una generación de grandes jugadores. En otra época tal vez hubiera ganado más títulos.

R. Cuando estaban Agassi, Sampras, Edberg, Becker, Ivanisevic eran todos jugadores que siempre estaban en las últimas rondas. No fallaban. No se movían de los primeros puestos de la clasificación. Ahora hay jugadores que pueden ser tan buenos como ellos, pero mentalmente no son tan fuertes. Tienen más altibajos.

P. En sus mejores años fue considerado el mejor jugador de tierra batida. ¿Llegó a creerse imbatible ºen esta superficie?

R. Sí. Realmente, cuando salía a la pista en tierra pensaba que no podía perder, que iba a ganar seguro. Me veía superior. Evidentemente que podía perder, pero estaba convencido de que ganaría.

P. ¿Cuáles son sus mejores recuerdos?

R. El primero que tengo se produjo en El Cairo, cuando gané mi primer torneo profesional después de pasar la previa, superando a Arrese en la final. Fue una de las alegrías más grandes de mi vida. Después, cuando gané mi primer título de Montecarlo. Y, desde luego, mis dos triunfos en Roland Garros.

P. Sus peores momentos

R. Las lesiones. Y las épocas que pasé, al principio, en la Copa Davis con los problemas internos del equipo. En Moscú lo pasé fatal. Mis recuerdos de aquello son horribles.

P. Hable de su nueva vida fuera del tenis. ¿Qué ha hecho desde que lo dejó, en abril, hasta ahora?

R. Acabé muy quemado mentalmente y muy cansado. El primer mes y medio lo único que hacía era dormir y hacer panching. Ir al cine, estar con mis amigos. Y no tenía ganas de hacer nada. Después comencé a ayudar a mi padre en la Academia y a involucrarme más en sus proyectos, que son muchos.

P. ¿Echa en falta la disciplina propia del tenis, las sesiones de entrenamientos, los torneos, el saber siempre qué debía hacer?

R. No, en absoluto. Lo que más me gusta es no tener, precisamente, todas estas obligaciones. No tener que levantarme y estar sufriendo y trabajando todo el día. Todo esto era lo que más me cansaba.

P. ¿Su teléfono suena con tanta insistencia como antes?

R. Mi teléfono lo tenían pocas personas. Es cierto que ya no te solicitan tanto. Pero a mí eso me gusta.

P. Cuáles son sus planes de futuro?

R. Tengo varios proyectos fuera del tenis. Me involucraré más en los asuntos de mi padre. Y entrenaré también a jugadores de élite, aunque no viajaré con ellos. Algunos ya me lo han pedido.

P. ¿Se plantea ser capitán de Copa Davis?

R. No me lo he planteado, pero no lo descarto.

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