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Reportaje:Torneo Conde de Godó | TENIS

Bruguera anuncia que se va

El doble campeón de Roland Garros se retira para 'disfrutar' de su vida privada

Aunque lo intentó y luchó denodadamente para regresar, Sergi Bruguera no lo consiguió. Para un jugador que se ha movido siempre en la élite del tenis mundial sólo existe una vuelta: a lo grande. Y Bruguera, de 31 años, se quedó en el camino, acribillado por las lesiones y cansado de luchar infructuosamente para recuperar el lugar que le correspondía.

Por eso ayer, casi a escondidas y alejado de la prensa, con la que siempre mantuvo una relación más de odio que de amor, anunció a través de un comunicado su decisión de abandonar el tenis. Su adiós no será como el de muchos otros tenistas que lo comunican en cada gran torneo y se les ve aún al año siguiente peleando en busca de los últimos dólares.

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No. Bruguera se va ahora porque en Roland Garros, el templo en el que se consagró al ganar en 1993 y 1994, le han negado una invitación. Si no puede despedirse allí, su otra casa es el Godó. 'Aquí me he sentido querido y he vivido momentos muy felices', confiesa Bruguera en su comunicado; 'me he sentido orgulloso cuando el público me ha dicho que disfrutaba con mi tenis, sobre todo en este Godó [perdió en la segunda ronda ante el argentino Guillermo Cañas]'.

Fue en la pista talismán del RCT Barcelona donde Sergi comenzó su gran andadura en 1993, cuando disputó la final y, a pesar de perder frente a Emilio Sánchez, abandonó la pista con el público coreando su nombre y silbando al campeón.

Aquello fue como una premonición. Con el paso del tiempo, da ahora la sensación de que el público sabía hasta dónde iba a llegar Bruguera. Y lo cierto es que llegó muy lejos. Entre 1993 y 1997 fue el mejor jugador del mundo sobre tierra batida. Ganó dos veces en Roland Garros e incluso entre lesiones llegó a las semifinales en 1995, ganó la medalla olímpica de plata en Atlanta 96 y luego alcanzó de nuevo la final de París en 1997, aunque perdió ante el brasileño Gustavo Kuerten.

Fueron sus mejores años. Su palmarés habría podido llenar muchas más páginas si las lesiones no le hubieran machacado. En 1995 sufrió un esguince de ligamentos de la rodilla izquierda que le tuvo seis meses de baja y que acabó afectándole también en la otra. A finales del mismo año se rompió los ligamentos del tobillo derecho y le costó ocho meses. En 1998 comenzó su calvario con el hombro derecho, hasta que se operó en 1999. Y esta lesión se convirtió en crónica.

Tras diez meses sin jugar, Bruguera regresó al circuito en julio de 1999, pero su clasificación mundial había caído ya al puesto 310º. No le quedó más remedio que volver a las cloacas: ponerse el mono de trabajo, aplicarse en los entrenamientos, jugar torneos challenger, pedir algunas invitaciones... Volver a empezar. Lo hizo. Pero el tenis había dado ya un vuelco espectacular. Sus rivales jugaban más rápido y él había perdido una parte de aquel drive matador que fue considerado el mejor del mundo.

Bruguera se va. Pero deja un palmarés con 14 títulos, un número tres mundial y, sobre todo, una leyenda: dos títulos seguidos de Roland Garros. 'No tengo fuerza para seguir luchando', asegura; 'quiero disfrutar de mi vida privada'.

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