'En la danza es la profesión la que te elige a tí'
Hay un desencanto general en el mundo de la danza vasca. Bailarines y coreógrafos se quejan de las pocas oportunidades que tienen para dedicarse a su profesión, para crecer en ella. De hecho, son contados quienes pueden vivir de la danza. Uno de ellos, un privilegiado a quien muchos nombran como ejemplo y como meta a la que aspiran, es Damián Muñoz. Aunque para trabajar en el baile, este vitoriano haya tenido que renunciar a su tierra. 'Vivo donde trabajo', explica. Hasta ahora ha sido en Barcelona, donde también está la sede de su empresa Damián Muñoz Danza, y lleva el último mes en Vitoria, preparando unas coreografías. Entre ellas, Lecciones de penumbras, que se estrenó en el Kursaal donostiarra a finales de junio, dentro del Festival Plaza.
Pregunta. ¿Cómo empezó en la danza?
Respuesta. Dando clases en Vitoria, en el estudio Traspasos. Siempre me había gustado, pero no sabía como entrar en ese mundo. Por eso empecé tarde, a los 15 años.
P. No es lo normal.
R. Para los chicos no es tan raro empezar tarde. Las chicas, por inercia, supongo, van a danza desde pequeñitas. Las llevan sus madres. Para los chicos, es una decisión que tomamos nosotros y por eso nuestra incorporación es más tardía.
P. ¿Y usted porqué dijo quiero bailar?
R. Hay mucha tradición de danza en Euskadi, por el folclore. La danza tradicional siempre ha estado muy presente en el País Vasco. Hay muchísimos bailarines (hombres) vascos, pero no están aquí porque no hay trabajo. Están fuera. Para muchos de estos bailarines su primer contacto con el baile fue a través de la danza tradicional.
P. ¿Es una danza tradicional más ligada al ballet que otras?
R. Eso es difícil de afirmar, pero sí es cierto que hay partes específicas de ese baile tradicional que requieren un entrenamiento.
P. ¿Era consciente de lo duro que es la danza?
R. Sí. Es un trabajo que no termina nunca, y encima trabajas con tu propio cuerpo. Desde lo que comes hasta las horas que duermes influyen en tu trabajo. Creo que la danza es dura, pero está acompañada de un gran placer, cosa que otras dedicaciones no tienen.
P. Y por eso eligió este trabajo.
R. Como todas las cosas vocacionales, sobre todo las artísticas, no eres tú quien elige la profesión sino que ella te elige a tí.
P. Empezó bailando, ¿cómo pasó a coreografiar?
R. Siempre he hecho cositas; soy una persona muy inquieta. Pero una de las primeras piezas que coreografié ganó el premio en el Certamen Coreográfico de Madrid en 1995. Eso me abrió muchas puertas y tuve que irme de Vitoria.
P. Y ahora vive en Barcelona.
R. No exactamente. Vivo donde trabajo. Yo siempre he dicho que para dedicarte a este trabajo tienes que ser un poco desarraigado. Este trabajo no viene a tí, tienes que ir donde está el trabajo. Para la formación también tienes que ir dónde están los profesores, donde se dan los cursos.
P. Aunque se ha centrado en la labor coreográfica, usted no ha dejado de ser bailarín.
R. No. Hay coreógrafos que continúan bailando y otros que incluso no lo han hecho nunca.
P. ¿Qué es la danza que usted hace?
R. Es difícil. La podríamos enmarcar dentro de un tipo de danza contemporánea, quizá posmoderna. Como en otras disciplinas, están mezcladas todas las danzas y todas las artes.
P. Es la nueva tendencia.
R. Hemos vivido la mezcla absoluta y creo que ahora se está volviendo a la esencia, a limpiar, en todos los campos.
P. ¿Y sus influencias?
R. Todo te influye, hasta la televisión. Y a todos nos influyen las mismas cosas. Es sorprendente. Ves un espectáculo de Nueva Zelanda y otro de aquí mismo, de Barakaldo, y ambos siguen las mismas tendencias.
P. Ha recibido numerosos premios, ¿qué significan?
R. Depende del premio y del momento. A mí el del Certamen Coreográfico de Madrid, que obtuve en 1995 con mi segundo trabajo Cuando me des un respiro, me supuso muchas cosas. Fue importante, una inflexión en mi vida. A raíz de ese galardón surgieron muchas cosas.
P. Usted tiene ahora un proyecto con Pina Bausch.
R. Sí, para el año que viene. Se trata del proyecto canadiense 3D, que comparto con Pina Bausch y Louise Bedard. Cada uno tenemos que crear una coreografía. Los de la organización llevan a la compañía y al equipo al lugar donde tú elijas, para trabajar la coreografía, no eres tú quien te desplazas. Y luego todo eso se estrenará en algún lugar y se llevará de gira.
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