PALOMAS GUERRERAS
La soprano María Bayo cantó, pletórica de voz, en el patio de armas del Alcázar segoviano, aunque tuvo que prolongar alguna pausa más de lo normal, para que dejara de revolotear un grupo de palomas, que precisamente no hacían honor a la paz que simbolizan. Acompañada al piano por Albert Guinovart, con un programa muy cuidado, ameno y variado, en el que combinó la música española de Enrique Granados con unas arias de Greorg Friederich Händel, con el que se celebraba el acto institucional del 125 aniversario de Caja Segovia, quien recibiera el Premio Príncipe de Viana de la Cultura 2002, tuvo que hacer verdaderos esfuerzos por concentrarse aunque reconoció que estuvo a punto de intervenir para explicar al público que parecía gustarles su voz a las aves, porque no paraban de revolotear. Al final, la cantante de Fitero (Navarra), de 41 años, pudo disfrutar con su trabajo en un marco cargado de historia, lo que fue premiado con los ininterrumpidos aplausos de los invitados. Quizá, la clave estuvo también en que Bayo acaba de terminar de disfrutar de 14 días de vacaciones, después de varios años sin tenerlas, antes de partir para Alemania, ayer, domingo, y continuar viaje después por Milán, para preparar una obra con Il Giardino Armónico, y a Brujas. Además tiene previsto participar en el Festival del Rhur, en Alemania, con el montaje de Don Giovani, por el belga Gerard Mortier, ante el que hay una gran expectación, después de que abandonara la dirección artística del Festival de Salzburgo como protesta a la entrada de la extrema derecha, el partido de Jörg Haider, en el gobierno austriaco.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.