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Atrapados en un laberinto mafioso

La policía trata de localizar a 70.000 turistas europeos estafados en España por una red dirigida por dos británicos y un libanés

José María Irujo

La policía busca por toda la Unión Europea a 70.000 turistas de doce nacionalidades estafados por tres bandas mafiosas de libaneses y británicos que bajo la apariencia de empresarios vendían vacaciones de tiempo compartido y captaban depósitos para falsas inversiones. La investigación del juez Baltasar Garzón ha llevado a prisión a 40 personas y desbaratado un entramado de estafas, blanqueo de capitales, extorsión y corrupción de policías en Tenerife y Málaga. Con la ayuda de asociaciones de consumidores, la policía busca a las víctimas para que denuncien sus casos en la Audiencia Nacional.

Agentes de la policía judicial de Canarias, Madrid y Málaga detuvieron el pasado 10 de abril, por la citada estafa sobre inmuebles inexistentes, a cinco integrantes de esas redes mafiosas, que controlaba desde la cárcel Mohamed Derbah, el que fuera mano derecha del empresario John Palmer, actualmente en la prisión de Bellmarsh (Londres) por una estafa a 17.000 turistas. El entonces director general de la Policía, Juan Cotino, señaló que la estafa ascendía a cien millones de euros y afectaba a 50.000 personas.

Los vendedores pateaban Tenerife a la caza de sus víctimas: extranjeros con hijos

Mohamed Derbah, un libanés de 38 años, vivía en su lujosa oficina con jacuzzi, ubicada en un edificio de dos plantas en el complejo Los Cristianos, en el municipio tinerfeño de Arona, al sur de la isla, en pleno bullicio turístico y cerca de la playa. Era un personaje del mundo empresarial local, tenía su propia compañía de aviación, inversiones en una televisión francesa, había creado una logia de masonería y estaba a punto de ser nombrado cónsul honorario del Líbano en Tenerife. Cuando visitaba su país recibía el beso del imam más influyente, se codeaba con ministros y se fotografiaba armado hasta los dientes.

En el complejo de Isla Village, en la playa de las Américas, Richard Cashman, un británico de 36 años con cara de pocos amigos y modales bruscos, había levantado su cuartel general. La distancia entre una y otra sede se recorre en coche en menos de quince minutos. En las calles de estos municipios turísticos de Arona y Adeje, donde en temporada alta se concentran más de 250.000 personas, los opces (outsider person contact) contratados por Derbah y Cashman paseaban a la caza de sus víctimas: matrimonios extranjeros de mediana edad, con hijos, que disfrutaban de una semana de vacaciones en Canarias.

El gancho de los opces eran tarjetas de 'raspa y gana' que siempre tenían premio. Metían a los turistas en un taxi y los llevaban a sus oficinas para cobrarlo. Una copa de champaña frío, regalos y las dotes persuasivas de los vendedores hacían el resto para convencerles de que formaran parte del Milenium Club, un selecto grupo que les ofrecía una semana de vacaciones durante 10 años en exclusivos complejos hoteleros de todo el planeta.

Cada pareja pagaba una cantidad distinta, que subía o bajaba en función de su grado de confianza. Entre 6.010 euros y 12.020 (un millón y dos millones de pesetas, respectivamente). 'Abonaban un adelanto con sus tarjetas de crédito. El resto tenían que enviarlo en varios pagos desde sus países de origen a cuentas que les facilitaban en bancos de paraísos fiscales como Jersey, Man, Gibraltar, Belice o Madeira', señala el agente que dirigió la operación policial. Un año después, cuando los turistas reclamaban su primera semana de ensueño en el Caribe o Honolulú comenzaban las pegas. Problemas con los aviones, con los aeropuertos, con las reservas, con el clima tropical y huracanado de la zona. El miembro del Milenium Club escuchaba atónito, a través del hilo teléfonico, toda clase de impedimentos que impedían que su viaje se llevara a cabo. Si insistían demasiado se le ofrecían unos días en apartamentos propiedad de las organizaciones del libanés y el británico en Canarias.

Era sólo el inicio de un calvario que casi siempre terminaba en la rendición del estafado que se encontraba en el Reino Unido, en Alemania, Holanda o Italia, colgado al teléfono y a miles de kilómetros de aquellas atractivas señoritas con las que brindaron con champaña un año antes en las elegantes oficinas de Derbah o Cashman, en las que creyeron haber encontrado una asequible semana de placer de por vida.'La mayoría de los estafados iniciaban el camino de la reclamación a la propia empresa, luego a asociaciones de consumidores y finalmente a los tribunales. Pero abandonaban porque presentar una denuncia, venir a ratificarla a España y contratar un abogado les salía más caro. Ésa era la clave del negocio: que todos los timados eran extranjeros', explica uno de los investigadores.

Los más confiados salían de su encuentro con los opces con otros atractivos productos debajo del brazo como el cash back o reclaim, el intercambio de una cantidad dinero por un cheque con la firme promesa de que en el plazo de tres años se podía recuperar esa inversión con intereses de hasta el 400%. El pago también se hacía desde el extranjero y a las cuentas que les ofrecían en un rosario de paraísos fiscales. En ninguno de los bancos donde se les aseguraba que se iba a colocar su dinero tenían noticias de estas fantasmales inversiones.

Pero la desgracia para algunos de los estafados no había terminado. Varios años después, cuando ya se habían olvidado del desdichado encuentro con los opces, recibían una llamada de una nueva sociedad, controlada a veces por las mismas personas, en la que la teleoperadora les ofrecía comprarles su semana de vacaciones. ¿Cómo podían negarse? 'Cuando les decían que les compraban su acción en el Milenium Club se les abría el cielo. Pero antes les sacaban una nueva cantidad para gastos', señala la policía.

El negocio de Derbah, de Cashman y el de Denis New, un ex boxeador londinense de 45 años que se había separado de los anteriores y había establecido su propia red en Málaga y Portugal, iba viento en popa. Salvo Cashman, el libanés y el otro británico habían roto sus lazos con John Palmer, el afamado estafador británico afincado en Canarias al que ahora se juzga en Londres por estafar a 17.000 turistas, para el que habían trabajado con fidelidad hasta el año 2000.

Pero tras la caída y detención de Palmer cada uno montó su propia organización y se disputaron el terreno abonado de Arona y Adeje en una larga batalla en la que no faltaron palizas, agresiones, chantajes y hasta corrupción policial. Derbah consiguió infiltrarse en los dos pilares de la seguridad del Estado en la isla.

En la moderna comisaría de la playa de las Américas contaba con la presunta colaboración del agente Félix Sosa, que, según la acusación, le facilitaba información gracias a su acceso a las terminales informáticas. Y fuera de las dependencias policiales, con la presunta ayuda de Benigno Montes de Oca, un ex policía en excedencia.

Varias calles más arriba, en el cuartel de la Guardia Civil, la penetración fue más grave: el libanés consiguió presuntos favores del sargento Antonio Martín, jefe de la policía judicial, que atosigaba y perseguía a los matones de Cashman, su odiado competidor en el negocio. El guardia civil asistía a sus fiestas y atendía a comprometedoras llamadas telefónicas que ya estaban siendo grabadas por la policía. José Aníbal Álvarez, abogado de Derbah, niega que su cliente comprara los favores de los agentes y dice que sólo eran conocidos.

El estilo de Derbah y Cashman era diferente. El primero consiguió que le nombraran presidente de la comunidad libanesa y recibió al embajador de su país en las oficinas del Milenium Club. Él y sus hermanos dominaban el español, estaban integrados en la sociedad canaria y sólo la presencia de sus matones, dirigidos por Claudio Omar Francioni, Tano, un gigante argentino, provocaba sospechas y suspicacias entre los vecinos. Además, contaba con la ayuda de Chamel Chamseddine, su mano derecha en el complejo entramado financiero, de abogados que diseñaron las 20 sociedades off shore (fuera de territorio) hacia las que desviaba los beneficios y el presunto asesoramiento de José Esteban García, un directivo del BSCH.

Miguel Delgado, de 54 años, alcalde de Arona por Coalición Canaria, define al libanés como una persona 'amable y muy correcta'. ¿Pidió alguna vez algo al Ayuntamiento? 'Una licencia para la apertura de un hotel, pero se la denegamos. No sospechamos nada, aunque era muy llamativa la parafernalia de guardaespaldas que le acompañaban', reconoce. Pedro Suárez, presidente de los empresarios de la isla, señala que sabían a qué se dedicaba, pero que no sospecharon de sus actividades delictivas.

Cashman y sus matones británicos vivían en una burbuja, no hablaban una sola palabra de castellano y huían de las recepciones oficiales. Se movían como pez en el agua en su rosario de discotecas y restaurantes. Eran los reyes de la noche y se paseaban altivos y desafiantes en su colección de motocicletas y descapotables. En Málaga y Portugal, Denis New, el antiguo guardaespaldas de Palmer, controlaba su negocio y pasaba temporadas en su castillo privado en Orne, donde cuidaba de sus viñedos y proyectaba un campo de golf.

El negocio iba tan bien que las tres organizaciones crearon franquicias y las dejaron operar en sus territorios a cambio del 50% de sus beneficios. Al igual que los sucesores de Palmer, sus responsables eran extranjeros; los opces y los turistas estafados también. Sólo había una prohibición: no tocar a un español. 'No eran capaces de asumir el volumen del negocio. Ingresaban y colocaban en el extranjero decenas de millones de euros. Estaban desbordados', dice uno de los policías.

Pero la paz se acabó el pasado mes de noviembre para el grupo del libanés, cuyo líder enviaba cuantiosas transferencias a su país, en el que mantiene presuntas relaciones con círculos extremistas, según señalan fuentes policiales. Las investigación derivó hacia Sierra Leona. Derbah viajaba a ese país africano y mantenía contactos con traficantes de diamantes y sectores de la guerrilla. El asunto tomó derivaciones inquietantes.

Los agentes de la Unidad Central de Información Exterior que investigaban el caso en la isla, con el mayor sigilo y sin el apoyo de la comisaría para evitar filtraciones, detuvieron a Derbah y a sus hermanos Hussein y Haten. Sólo Tano, el jefe de los matones, logró huir de la redada. Los 19 detenidos, incluidos los policías, guardia civil y el director del banco, fueron trasladados a Madrid en un avión militar junto con dos toneladas de documentos, entre los que figuraban 40.000 contratos de vacaciones. Los opces, que ganaban más de 6.010 euros al mes (un millón de pesetas) salieron en desbandada.

Derbah acabó en la prisión de Alcalá-Meco (Madrid), de la que tenía previsto salir este fin de semana en libertad provisional bajo fianza. En Isla Village, en el cuartel general de Cashman, se celebró la operación policial. El británico, eufórico, recortó un artículo de la Gaceta de Canarias con el siguiente titular: 'Garzón embarga un Boeing 757 de Mohamed Jamil Derbah'. Lo enmarcó y colocó en un lugar prominente de su despacho. Durante varios meses, sus opces se apoderaron de todo el negocio fraudulento. El territorio había quedado despejado porque los intentos de Mustafá, un hermano de Derbah, de reabrir las oficinas del Milenium Club fueron abortados por la policía con nuevas detenciones.

En una fiesta, los hombres de Cashman colocaron un rótulo con el nombre de Mohamed en el morro de un cochinillo asado adornado de verduras y frutas, lo fotografiaron y escribieron toda clase de insultos contra su competidor. La misiva la firmaba 'Richie y el grupo de Island Village', pero el pasado mes de junio, cuando se disponían a enviarla por correo a la celda del libanés, la policía asaltó sus oficinas. Once personas fueron detenidas.

La operación se cerró con la detención en Portugal y extradición a España de Dennis New, el boxeador reconvertido a viticultor en su castillo francés, que acaba de pisar la calle tras pagar una elevada fianza. La defensa de los detenidos proclama su inocencia. Los dos policías y el guardia civil implicados están en libertad provisional, pero continúan imputados y están apartados del servicio hasta que concluya el caso. José Aníbal Álvarez, abogado de Derbah, asegura que no hubo estafa y ofrece esta explicación: 'Muchas veces no podían atender las peticiones de los clientes tal como ellos las solicitaban. Entonces se les indemnizaba. En Iberia también existe overboking y es legal. Podremos acreditar que disfrutaron de sus vacaciones'. Sobre los atractivos depósitos financieros, Isabel Arnay, letrada de Cashman, declinó pronunciarse.

Esta semana, aunque los activos opces, ninguno de ellos español, continuaban desaparecidos, la policía de la isla seguía la pista a varios grupos de extranjeros, en su mayoría de países del Este y que ante la ausencia de Derbah y Cashman aspiran a reiniciar el lucrativo negocio.

Mohamed Derbah, ataviado con el uniforme de la logia que había creado.

Derbah posa armado durante una visita, hace varios años, a Líbano, su país.
Mohamed Derbah, ataviado con el uniforme de la logia que había creado. Derbah posa armado durante una visita, hace varios años, a Líbano, su país.

Una búsqueda a través de toda la Unión Europea

¿Cómo se puede localizar a los 70.000 turistas de la Unión Europea presuntamente estafados en España por las organizaciones turísticas del libanés Mohamed Derbah y de los británicos Richard Cashman y Dennis New? La policía ha citado en el cuartel de Canillas (Madrid) a los agregados policiales de Alemania, Reino Unido, Francia, Bélgica, Italia, Suecia, Irlanda y Dinamarca y les ha entregado los pesados listados informáticos en los que aparecen los nombres de los afectados para que contacten con ellos y les ofrezcan presentar una denuncia ante el juez Baltasar Garzón y el fiscal Enrique Molina, que investigan el caso desde hace tres años e instruyen la causa en la Audiencia Nacional. Interpol busca también a las presuntas víctimas, en su mayoría matrimonios de mediana edad con hijos, por toda Europa y con el apoyo del Instituto Catalán del Consumo se ha contactado con asociaciones de consumidores de la UE que colaboran en el rastreo mediante diferentes campañas de información. Fuentes policiales aseguran que ya han recopilado centenares de denuncias en las que los afectados afirman que nunca disfrutaron de la semana de vacaciones prometida y que éstas se presentarán en los próximos días en la Audiencia Nacional. Con esta iniciativa esperan que al caso se sumen miles de afectados en una docena de países de Europa. Entre ellos no hay ni un solo español ya que el negocio estaba orientado a extranjeros por la dificultad que conlleva presentar una denuncia desde el exterior. Más complicado se presenta el caso de los miles de afectados por la modalidad de cash back que entregaban dinero a cambio de un cheque por el que recibirían tres años después su inversión multiplicada por intereses de hasta el 400%. En muchos casos el plazo no ha concluido. Los bancos donde se les aseguraba que se iba a invertir su capital desconocían las apuestas financieras que, según la policía, nunca existieron.

Tras 100 millones de euros

Mohamed Derbah está acusado de estafa, asociación ilícita, blanqueo de capitales, falsificación de tarjetas de crédito, cohecho a funcionarios públicos, revelación de secretos, delito contra la salud público y extorsión. Ésta última a empresarios canarios a cambio de seguridad. El libanés creó en Tenerife la empresa Abona Seguridad mediante la que ofrecía este servicio a comerciantes y hoteleros de la isla. Los que aceptaban el servicio pagaban a sus hombres uniformados desde 240 euros a 3.005 euros mensuales. 'En algunos casos, el que no pagaba recibía amenazas o se encontraba su coche quemado', asegura uno de los investigadores. El juez Baltasar Garzón recaba testimonios de otros afectados, pero hay miedo en la isla a los métodos de este clan libanés asentado en Tenerife desde los años ochenta. José Aníbal Álvarez, su abogado, niega la presunta extorsión. La pista del dinero obtenido por Derbah y su competidor británico Richard Cashman es otro de los flecos de la investigación judicial ya que se desvió a férreos paraísos fiscales. El juez remitirá comisiones rogatorias a las islas del Canal de la Mancha, Belice, Turks & Caicos y Gibraltar, a cuyos bancos transferían el dinero los clientes del Milenium Club y otras agencias. Hasta que no lo enviaban no recibían el certificado del paquete de vacaciones que habían contratado. Varias pistas conducen hasta el Hong Kong and Shanghai Banking Corporation (HSBC), el banco británico, con el que trabajaban. Nadie cuantifica la cantidad defraudada, aunque un informe policial cifra el beneficio en 100 millones de euros.

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Sobre la firma

José María Irujo
Es jefe de Investigación. Especialista en terrorismo de ETA y yihadista, trabajó en El Globo, Cambio 16 y Diario 16. Por sus investigaciones, especialmente el caso Roldán, ha recibido numerosos premios, entre ellos el Ortega y Gasset y el Premio Internacional Rey de España. Ha publicado cinco libros, el último "El Agujero", sobre el 11-M.

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