No somos nadie

Hoy en día ser espectador no tiene ninguna importancia para la televisión, ni pública ni privada. Hoy en día lo único que importan son los números en frío, los shares, los porcentajes, las estadísticas... La opinión del público no importa. Es más importante que 11 millones de personas vean un partido de fútbol que cuatro gatos estén satisfechos con una serie que creen diferente, innovadora y alternativa a una oferta televisiva que no les gusta. Por eso hay una ley de interés general para el fútbol pero no hay ni una ley que proteja a otros espectadores con gustos diferentes de cortes sin previo aviso, de cambios de programación repentinos y de ser ignorados en sus quejas.

La televisión en verano es aburrida, tremendamente aburrida, aburridísima. Sólo un oasis como una telenovela, Baby Sister, había conseguido gustar a unos 900.000 espectadores, o 1.800.000 ojos si eso hace la cifra más grande y más importante. Lo único que importó a la hora de cortarla es que no llegaba al millón de espectadores, la opinión de éstos qué más da, no son suficientes para escucharlos, no son suficientes personas para que los patrocinadores puedan vender sus productos en los eternos cortes publicitarios. No somos nadie como él título de una película que, qué casualidad, habla de la televisión de hoy en día y de su calidad. Y espero, espero que algun día pueda encender la televisión y al cambiar de canal vea ofertas alternativas. Ver que no hacen los mismos programas en todas las cadenas a las mismas horas y a cada cual peor. Espero poder seguir una serie sin tener que quedarme a medias. Espero poder ver la Baby Sister hasta el final.